‘La roja’ recupera sensaciones
Iniesta y Silva lideran la victoria y Piqué volvió a ser pitado por un sector minoritario cada vez que tocó el balón
España recuperó el tono, ganó con solvencia a Eslovaquia en su mejor partido de la fase de clasificación y se aupó al primer puesto del grupo, que deberá refrendar el próximo martes con una victoria en Macedonia. Aún le quedarán dos partidos, ante Luxemburgo en Logroño y Ucrania en Kíev.
Eslovaquia se presentó en Oviedo con nueve victorias consecutivas. Es un equipo hecho, pero no lo pareció demasiado. Defendió muy replegado atrás y trató de salir a la contra, rápido y con mucha gente. Su plan se vino abajo muy pronto, desmantelado por el dinamismo de Pedro y Silva para entrar por los extremos y desde allí asociarse mediante paredes, sobre todo con Iniesta.
La selección volvió a ofrecer sensaciones hace mucho tiempo perdidas. Quizás no regrese nunca al nivel de la Eurocopa del 2008 o del Mundial de Sudáfrica, pero su estilo es el mismo y no se negocia. Y cuando juega bien y da velocidad al balón, vuelve loco al contrario, que persigue sombras.
La primera parte de los de Del Bosque fue muy buena. En el debe sólo hubo un fallo al comienzo, de Sergio Ramos, que perdió un balón tonto y provocó una contra eslovaca que no acabó en gol de mi- lagro. Ramos y Piqué son posiblemente la mejor pareja de centrales de Europa. Son tan buenos que muchas veces su problema es ir sobrados. Con respecto a Piqué también esta vez hubo debate. No hubo el recital de silbidos de León pero le pitó un sector minoritario cada vez que tocó el balón. La respuesta de la mayoría fue acallar los pitidos con aplausos. Por esa moda contra Piqué, la roja se está metiendo en un problema, como tirarse un tiro contra su pie de la forma más absurda.
España mató el partido ya de inicio, a los tres minutos. Silva metió un pase profundo al segundo palo que Alba aprovechó para ganarle la espalda al lateral y cabecear a la red. Ahí dio comienzo un recital de toques de España que si no marcó más goles fue porque Diego Costa no acaba de acoplarse con este estilo. En un equipo de violinistas, el juego bravucón del hispanobrasileño chirría porque no encuentra espacios ante defensas muy cerradas. En siete partidos con la selección sólo ha marcado un gol, ante la débil Luxemburgo.
Sin embargo, mérito de Diego Costa fue ayer el segundo tanto, cuando aprovechó un gran envío de Cesc Fàbregas para plantarse ante el portero eslovaco. El balón se le iba, pero Costa se tiró a la piscina. Quizás le tocó levemente el portero y exageró la caída. El árbi- tro esloveno pitó la pena máxima e Iniesta puso el segundo en el marcador sobre la media hora. La única respuesta visitante en todo el primer tiempo fue un duro remate de Hamsik al que respondió bien Casillas, aclamado por el Tartiere.
La segunda parte no varió el guión. Eslovaquia no dio un paso adelante, más preocupada en que no le cayeran más goles que en tratar de meterse en el partido.
La roja siguió con su dominio abusivo del balón aunque fue más horizontal. Trató de entrar más por el centro que por los costados y por eso fue más previsible e hizo menos daño. Eslovaquia se cerró mejor. Faltaba el último pase o un instinto más rematador porque sobraban regates en las inmediaciones del área.
Para avivar el juego en los últimos metros, Del Bosque dio salida a Cazorla, recibido como el hijo pródigo, por Cesc, que daba síntomas de cansancio. Luego entró Alcácer por Diego Costa. El valenciano pareció asociarse mejor. Para los últimos cinco minutos entró Koke por Iniesta, que se llevó una de las grandes ovaciones de la noche. El partido no tuvo más goles. España mereció alguno más en el global. Le queda el consuelo de la mejora y de haber recuperado el primer puesto. Y sobró el no cerrar la división con Piqué.