Las víctimas del rally creían estar en zona segura
Los siete espectadores muertos en Carral estaban en una zona sin riesgo según las autoridades
Las siete personas que murieron atropelladas mientras veían el sábado el Rally de A Coruña –ayer por la noche falleció la séptima víctima– se hallaban en una zona considerada segura por los organizadores y la Guardia Civil. Estos les indicaron a los espectadores que se situasen en el margen derecho de la calzada, el lugar que acabó por ser fatal cuando el coche pilotado por Sergio Tabeayo perdió el control y arrolló al público. Así lo aseguró ayer el alcalde de Carral, José Luis Fernández Mouriño, después de que ya el sábado el responsable de la Guardia Civil de tráfico en Galicia afirmase que esta prueba automovilística amateur cumplía las normas de seguridad.
Estas versiones, corroboradas por varios testigos, contradicen las primeras informaciones, procedentes de la organización, que señalaban que la recta en la que se produjo el siniestro, en el municipio de Carral, era un área restringida para el público. Fuentes de la Xunta apuntaron que el rally tenía todos los permisos en regla, aunque no aclararon si se cumplieron las medidas previstas, a la espera de que concluya la investigación de la Guardia Civil.
Diez de los dieciséis heridos recibieron ayer el alta en los hospita- les coruñeses, pero seguían en la UCI dos, uno de ellos niños. El otro menor, una niña que estaba en coma, murió anoche.
El juzgado puso ayer a disposición de las familias los restos mortales de los atropellados, entre los que había una mujer embarazada de nueve meses, Ana Cayazzo, que estaba próxima a salir de cuentas. También falleció en el accidente su compañero sentimental, Miguel Caridad, veinteañero como ella, que trabajaba ayudando a su abuelo, el enterrador municipal de Cambre, de donde era otra víctima más.
Los tres muertos restantes, uno de ellos una adolescente, eran vecinos de Carral, el lugar del accidente y también el municipio de nacimiento del piloto, Sergio Ta- beayo, cuyo apellido coincide con el topónimo de la aldea en la que residían dos de las víctimas.
El piloto estaba ayer desquiciado, según explicó el alcalde de Carral tras hablar con sus familiares. “Dice que cuando se echó fuera de la carretera no vio nada más, que no supo lo que hizo hasta que se bajó del coche”, relató el regidor sobre el instante fatal en el que perdió el control del vehículo, lo que causó que girase sobre sí mismo arrollando a los espectadores. Tabeayo, conocido con el apodo de Risi, dio negativo en los tests de alcohol y de drogas. Aún no está fijada la fecha de su declaración y del copiloto en el juzgado coruñés que lleva el caso.
“Aparentemente, donde estábamos no era peligroso. De hecho, los de seguridad mandaron retirarse a los que estaban en el otro lado de la carretera”, contó un espectador que estaba en el sitio del siniestro. Se referiría a que, como la recta se encontraba después de una curva a la derecha, se consideraba que el riesgo se concentraba en el lado izquierdo. “El coche derrapó en la curva, vino por la cuneta hacia abajo, empezó a dar bandazos y a saltar gente por los aires”, añadió. “Fue cuestión de segundos”, relató a TVG otro espectador.
Francisco Javier Molano, jefe del sector de tráfico de la Guardia Civil, aseguró ya en la misma noche del sábado que se cumplían las normas de seguridad. “Todo era correcto, lo que pasa es que pese a ello se producen casos de este tipo”, resumió.
El Rally de A Coruña se volvió a celebrar este fin de semana tras 14 años de interrupción, lo que, junto con la celebración de las fiestas de Carral, contribuyó a que hubiese mucho público siguiendo la competición, organizada por la escudería One Seven, cuyos responsables eludieron hacer declaraciones. La afluencia de gente complicó las labores de rescate, en medio de la desesperación de los heridos y de los espectadores que trataban de ayudarles. La llegada de las ambulancias se retrasó unos 20 minutos.
Mientras se está pendiente de la evolución de los heridos, en Galicia el debate se centra en si resultan suficientes esas medidas de seguridad que las autoridades afirman que se cumplieron.