Pablo Trapero
DIRECTOR DE CINE
El director argentino se ganó una ovación ayer al presentar en la Mostra de Venecia El clan, una espeluznante historia basada en hechos reales en la que un padre crea una organización criminal de secuestro y extorsión, implicando a sus hijos.
Quién no ha querido alguna vez matar al padre, en el sentido freudiano del término: liberarse, crecer al margen. Y quién ha querido matar al padre, literalmente, y no se ha atrevido: pues dos de los protagonistas de dos notables películas proyectadas ayer en la Mostra de cine de Venecia, ambas a competición. El clan, por un lado, del argentino Pablo Trapero, que cuenta con la participación de El Deseo, la productora de Pedro y Agustín Almodóvar, y de Televisión Española y Telefónica, y A bigger splash, de Luca Guadagnino, con un cuarteto de actores que se reparten peso y calidad interpretativa: Tilda Swinton, Ralph Fiennes, Dakota Johnson y Mathias Schoenaerts.
Si la primera crece con los minutos, hasta un desenlace trepidante, con una escena cerca del final de altísimo impacto visual, poderosísima, con el salto al vacío de uno de los protagonistas, la segunda (sin revelar más de la cuenta) está cerca de ser bastante redonda, pero las vueltas de más suelen convertirse en espirales. Los últimos tres minutos son un delirio, con un cambio de tono respecto al (penúltimo) desenlace absolutamente desconcertante.
Aun así, A bigger splash fue la película del día, si lo medimos en glamur y baño de masas: anoche, sobre la alfombra, Fiennes y Johnson (padre e hija en la historia) sugirieron a su llegada unos pases de baile que encandilaron a los cientos de fans, curiosos, cazaautógrafos y cinéfilos que aguardaron durante horas a las estrellas. Johnson se entretuvo sus buenos quince o veinte minutos repartiendo autógrafos y sonrisas y rozando oreja con oreja a cuantos le pidieron una autofoto.
En A bigger splash, Fiennes, en el papel de un productor de música, urde una perversa trama para recuperar un antiguo amor, el de la estrella de rock Marianne Lane, encarnada por Tilda Swinton; seis años antes se la ha presentado a un amigo (Matias Schoenaerts, en su segunda presencia en esta Mostra, tras la de The danish girl), con la intención de que se gusten, cosa que ocurre. Así, la pareja está ahora de vacaciones en la maravillosa isla italiana de Pantelleria, frente a las costas de Túnez. Fien- nes se presenta sin avisar armado con su hija, una estelar Dakota Jonhson, que tiene 17 años y dice tener 22. Para el zumbado de Fiennes, se trata de propi- ciar el deseo y provocar la ruptura entre su ex y su amigo, aunque sea a costa de su niña. El papel de ácrata destroyer y politóxico de Fiennes es sensacional. Su pasatiempo favorito es bañarse en la piscina desnudo o vestido. Pero las cosas, a veces, no salen como uno prevé...
Lo mismo le ocurrirá en El clan a Arquímedes Puccio, abogado y miembro del servicio de inteligencia argentino que creó en el domicilio familiar una trama que organizó y perpetró secuestros y asesinatos. No sólo mantuvo a los retenidos en casa (atados en una bañera y en un sótano), es que implicó a su esposa y cinco hijos; dos de estos, de manera activa. El mayor, Alejandro, era una estrella del rugby argentino. Entre las víctimas hubo un compañero de equipo. Hasta que, en parte por la pérdida de influencia en la cúpula policial argentina, fue detenido, cuando trataba de cobrar su cuarto secuestro.
La película de Trapero, con un sensacional Guillermo Francella –gélidos ojos azules, hierática expresión–, trata de comprender cómo Alejandro se debate entre por un lado el impulso moral de denunciar a su padre y el pavor que este le transmite y por otro las jugosas contraprestaciones que los secuestros le proporcionan: monta una tienda, compra un terreno, se va a casar con una belleza. Lo peor del asunto es que el caso es real, dramáticamente real. Uno de los hijos, Guillermo, huyó cuando la trama estaba en plena actividad y nunca más se ha sabido de él.
Otra de las películas que ayer presentaron sus protagonistas en la Mostra va de paternidad, Man down. En este caso, la de un marine (Shia LaBoeuf, ayer en la sala) que combate en Afganistán, asiste a un episodio dramático (matan a dos civiles, cuando les disparaban) y su vida se convierte en una especie de distopía al regresar, con su paisaje americano arrasado, aunque es sólo en su mente trastocada. También esta cinta entra en una espiral resuelta varias vueltas más tarde de lo estrictamente necesario. Down, realmente.
‘El clan’ narra la historia real de una familia que secuestró y mató para extorsionar a ricos