Reacción de campeones
Turquía no es Serbia y cuando sale de viaje añora los tejemanejes que opera como anfitrión. Pero hay que jugar muy bien para sacarle 34 puntos de ventaja y ganarle por 27. España hizo el partido soñado. Esto es muy largo (excepto para los ocho que caigan a la primera, y entre ellos habrá alguno de los grandes), pero de momento las dudas del debut dieron paso a una auténtica exhibición. Toda una mutación, consecuencia de una reacción propia de campeones.
No hubo partido, porque una gran defensa (incluida una interesante presión a toda pista antes de ponerse en una zona 2-3) facilitó rápidas transiciones y el juego español transcurrió de principio a fin con una enorme fluidez (24 asistencias y ningún cuarto con menos de 23 puntos), que trajo consigo una drástica mejora en los porcentajes de tiro: 67% de dos y 57% en triples. El 5/7 desde los 6,75 m en el segundo cuarto acabó de destrozar a los turcos, anulado el estadounidense Bobby Dixon, ridículamente rebautizado como Ali Muhammed (1/7 en el tiro).
Dentro del festival y de la evidente mejoría, algunas notas especialmente positivas. Una, constatar el insultante dominio de Gasol sobre sus rivales. Erden, el pívot turco, se quedó en 2 puntos y 2 rebotes. Dos, Mirotic recuperó el nivel que el equipo necesita. Tres, la espalda de Rudy no le impidió anotar 10 p en el tercer periodo, iniciado con un 10-0 en una muestra de concentración. Cuatro, la aportación de mucha gente de la segunda línea, como Ribas y San Emeterio. A Reyes ya no lo cuento.
Y una pregunta, para el seleccionador alemán. ¿En qué estaba pensando cuando dejó a Nowitzki en el banquillo a falta de 3 segundos y con empate ante Serbia, antes de que Bjelica, el rival directo de su estrella, anotara la canasta de la victoria?