La Vanguardia

Eterno Federer

El suizo hizo cambios en su juego y su vida para seguir arriba

- CANDY RODÓ Nueva York. Servicio especial

Roger Federer, a quien le encanta ver tenis, sólo pudo ver unos cuantos juegos del Nadal-Fognini del viernes. “Cuando me fui a la cama, pensé que Rafa se lo iba a meter en el bolsillo. Luego me enteré de la noticia cuando me desperté. Ojalá lo hubiera visto, porque no esperaba que sería tan emocionant­e, pero hubiera sido mala preparació­n para mi partido”. A sus 34 años, el suizo sabe valorar qué es importante en su vida. “Tienes que decidir ser profesiona­l. Es duro, pero tienes que hacerlo. Esos errores, como quedarme hasta la madrugada jugando a videojuego­s, los cometí cuando era más joven”, confiesa.

Hace dos temporadas, Roger estaba en una situación similar a la que se encuentra hoy Rafael Nadal. Después de haber reinado durante años, descendió hasta el octavo puesto. Cualquier tenista firmaría haber tenido ese “bajón”. Nunca llegó a estar fuera de los diez mejores, pero aun así tanto la prensa como los aficionado­s daban su carrera por acabada. En unos meses, el suizo supo reconducir las cosas y, con unos ajustes, ahora está afianzado en segundo lugar, por detrás del número uno, Djokovic.

Para ello el suizo ha tenido que ajustar tanto su tenis como su estilo de vida. En su juego siempre ha contado con la dirección de su entrenador habitual, Severin Lüthi, pero desde el Abierto de Australia del año pasado ha añadido un elemento más de apoyo a la mezcla, Stefan Edberg, que le asesora en los torneos grandes. Aunque fue con Lüthi con quien encontró, por casualidad, su nueva arma, “el sable” (SABR, por sus siglas en inglés, de “ataque sorpresa de Roger”). “Estaba entrenando con Severin y Paire en Cincinnati”, recuerda el helvético. “Severin nos pidió que jugáramos unos juegos más. Yo le dije ‘Bueno, voy a restar y atacar y mantener los puntos cortos. Estoy cansado y quiero acabar pronto’. Empecé a meterme dentro de la pista y pegar restos. Metí dos winners. Fueron ridículos. Todos nos reímos. En el siguiente entreno, lo volví a hacer, a ver si seguía funcionado. Y luego al entreno siguiente. Fue ahí cuando Severin dijo ‘¿Qué tal si lo pruebas en un partido?’”.

Otro de los cambios fue alterar el calendario. Decidió no ir a Montreal para dedicar un mes a entrenarse y, de paso, estar más tiempo con la familia. Con dos parejas de gemelos, Roger y su esposa Mirka tienen las manos llenas. Por eso el suizo tiene en cuenta incluir en su carrera profesiona­l momentos de tiempo personal. A menudo viaja a los torneos con toda la familia y trata de darles a sus hijos una vida lo más normal posible. La semana pasada llevó a sus hijas al Museo Metropolit­ano, y a su esposa a ver el nuevo musical Hamilton.

“En Nueva York, hay mucho que hacer, con los amigos que he hecho a lo largo de los años. Ahora que tengo hijos, veo la ciudad desde un ángulo muy distinto”, dijo el helvético.

Lo que no ha cambiado Roger Federer es su ambición. Con 17 títulos grandes a sus espaldas sigue hambriento de victoria. “Cuando llego a un Slam mi objetivo es ganarlo. He tenido demasiado éxito en los grandes como para ahora decir ‘quiero llegar a semis’”, afirma sin complejos.

L A FÓ R M U L A Roger descansa más a lo largo del año para estar con su familia y ser más competitiv­o

 ?? CHARLES KRUPA / AP ?? Roger Federer manda una bola a la grada tras clasificar­se para los octavos de final
CHARLES KRUPA / AP Roger Federer manda una bola a la grada tras clasificar­se para los octavos de final

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