Radicalismo al margen
Eugenio M. Recio recomienda moderación en el programa económico socialista aunque necesite para alcanzar el Gobierno el apoyo de Podemos: “Las diversas políticas sociales que, sin duda, han de tener gran importancia en un gobierno socialdemócrata no deben olvidar las exigencias de la ortodoxia presupuestaria en el supuesto de que el PSOE siga valorando en su justa medida el proyecto europeo”.
En el caso de que en las próximas elecciones generales consiguiera el poder el PSOE, tratará de imponer una alternativa a la política económica que ha practicado el Partido Popular durante esta legislatura.
Aunque se ha organizado un grupo de trabajo para elaborar el programa económico del PSOE, parece que todavía no hay un texto definitivo, aunque se pueden encontrar pistas a partir de las manifestaciones de los expertos elegidos.
Como se ha confiado la coordinación del grupo a Jordi Sevilla, que fue asesor económico de José Luis Rodríguez Zapatero, no estaría de más que se recordaran los aspectos positivos y negativos y las dificultades que tuvieron que superarse para conseguir mantener una tendencia favorable del ciclo económico, que lamentablemente no se pudo continuar, en la segunda legislatura.
En la práctica de la política económica más que el señor Sevilla tuvieron un papel relevante el director de la Oficina Económica del Presidente, el economista Miguel Sebastián, muy influenciado por el pensamiento económico americano, y Pedro Solbes que, después de ser ministro de Economía y Hacienda con Felipe González, fue comisario de esta especialidad en la UE y, al volver a la política española, trató de que los principios fundamentales del modelo económico europeo se observaran en nuestro país, a pesar de las incomprensiones que encontró entre sus colegas, entre otras cosas, por el rigor que exigía en la elaboración de los presupuestos del Estado. Jordi Sevilla ocupaba el Ministerio de Administraciones Públicas.
El recuerdo de las experiencias económicas de las dos legislaturas de Rodríguez Zapatero, con su desastroso final prenun- ciado por la dimisión de Solbes, pensamos que debería ser tenido muy presente por Sevilla en la elaboración del programa que actualmente se le ha confiado. Y ello porque las diversas políticas sociales que, sin duda, han de tener gran importancia en un gobierno socialdemócrata, no deben olvidar las exigencias de la ortodoxia presupuestaria en el supuesto de que el PSOE siga valorando en su justa medida el proyecto europeo y, aunque necesite para gobernar de los votos de Podemos, no tenga que imitar la desastrosa política de Syriza que tanto admiran Pablo Iglesias y sus colegas.