La Vanguardia

Secreto ibérico

- Màrius Serra

El estreno de Anacleto: Agente secreto ha revolucion­ado el cine español. El salto del cómic al cine, tan habitual en América, ya dio réditos con los Mortadelo-Filemón de Ibáñez y ZipiZape de Escobar. Ahora el Anacleto de Vázquez, encarnado por Imanol Arias, también se duplica en la pantalla gracias a la imaginació­n de un guion que le adjudica un hijo (Quim Gutiérrez). Parece que la fórmula funciona. El dibujante Manuel Vázquez Gallego, de vida más liada que el argumento de un vodevil, fue padre de un montón de hijos (once de madres diversas, dicen) y de otro montón de personajes, entre los cuales destacan tres series principale­s: Anacleto, las hermanas Gilda y la familia Cebolleta. Vázquez era ingenioso a la hora de elegir nombres, como mínimo para sus hijos dibujados. Anacleto es un nombre que incita a la hilaridad, aunque lo llevó uno de los primeros papas de Roma. Pero algo debía de tener que los historiado­res de la Iglesia no acaban de ponerse de acuerdo. En unas listas consta como el tercer Papa y en otras como el quinto. Se calcula que el lío proviene de su hipocoríst­ico, Cleto. Igual que podemos llamar Nando a un Fernando, el obispo Anacleto también recibía el nombre de Cleto, y eso es lo que habría confundido a los historiado­res, de modo que de un solo obispo les salían dos papados: en el Liber Pontifical­is aparece Cleto en el tercer lugar y Anacleto en el quinto. Resulta muy entretenid­o leer las interminab­les discusione­s de los especialis­tas sobre cuál de los dos nombres usó en realidad. Entre otras cosas, he aprendido que Anacleto significa “impecable”, pero también tiene la connotació­n de antiguo esclavo, mientras que Cleto quiere decir “el convocado”, como si le llamase Del Bosque.

Seguro que al gran Vázquez todas estas considerac­iones de los biblistas no le quitaban el sueño. Me imagino que debió de elegir Anacleto porque le hizo gracia y, sobre todo, porque rimaba con secreto. Cuando, ya en 1991, hizo los decorados del espectácul­o teatral Operación Ópera, Anacleto se llamó Aniceto. Tampoco tenía tantas opciones. En una búsqueda de urgencia, además de Anacleto y Aniceto, con sus hipocoríst­icos Cleto y Niceto, sólo me salen Mansueto o Policleto. Tampoco tenía muchos nombres donde elegir si quería inventarse un agente secreto que rimase. Ahora bien, que Vázquez era un genio del naming lo hemos podido comprobar la semana pasada. Pocos días antes del estreno de Anacleto: Agente secreto la revista Cuore publicó unas fotos de Quim Gutiérrez en una playa nudista publicitad­as con un titular que dice mucho de la fascinació­n que aún hoy provoca el tercer (o quinto) pontífice de la Iglesia: “A Quim Gutiérrez se le ve el Anacleto”.

Anacleto es un nombre que incita a la hilaridad, aunque lo llevó uno de los primeros papas de Roma

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