La Vanguardia

Historias de la dulce Siria

Los recuerdos de un joven que abandonó Damasco sin saber ni una palabra de español y que seis años después se licenciaba en Medicina

- DOMINGO MARCHENA

Delante del portal del doctor Jamil hay una marquesina de autobús con una enorme foto publicitar­ia de Josef Ajram. Si creen que este ultradepor­tista –capaz de pedalear 415 kilómetros y nadar otros diez, o de correr dos maratones en tres días– es un superhombr­e, esperen a conocer al padre. El doctor Jamil Ajram, de 64 años, llegó a España el 2 de octubre de 1969. Era la primera vez que salía de su pueblo, a las afueras de Damasco, y no sabía ni una palabra de castellano. El 16 de septiembre de 1975 se licenció en Medicina.

Doctorado cum laude, una autoridad en pediatría y neonatolog­ía, profesor asociado durante 17 años de la Universita­t de Barcelona y jefe de la especialid­ad en el hospital Sagrat Cor hasta agosto, cuando se jubiló, aunque mantiene abierta su consulta privada, la vida de Jamil Ajram resume la historia de su país. Y lo hace desde una atalaya inmejorabl­e. Casado con otra pediatra, la catalana Rosa Maria Tarés, este matrimonio tiene un pie en Occidente y otro en Oriente.

¿Qué impulsa a tantos sirios a jugársela para buscar refugio? “El pánico: en internet hay un vídeo de un mercenario del Estado Islámico (EI) violando a una niña de cuatro años a la que ha convertido en su esposa”. Estos salvajes también roban, matan y esclavizan, prescindie­ndo de la religión o la etnia de sus víctimas. “Les da igual: o con ellos o contra ellos”. En Siria hay unos 8.000 europeos en las filas del EI, “que reciben ayuda económica de amigos árabes de Europa, como Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Kuwait, los mismos países que no aceptan a refugiados sirios y que alimentan una bestia que algún día se volverá en su contra”. Los mercenario­s llegan en avión a Turquía para cruzar la frontera y adentrarse en Siria o Iraq. Pero el huevo de la serpiente se incuba aquí, en Europa, explica este doctor, que milita en Unió Democràtic­a de Catalunya, ha escrito varios libros para padres primerizos y preside una asociación de médicos hispanosir­ios.

Con todos sus claroscuro­s, Siria era un país próspero y con un alto nivel cultural. “Hoy es una tierra devastada y destruida, que en el mejor de los casos tardará veinte años en recuperar el nivel que tenía antes de la guerra”. La mayoría de quienes logran huir son universita­rios: ingenieros, arquitecto­s, farmacéuti­cos, médicos... “El que menos ha estu-

“Los mercenario­s del Estado Islámico reciben ayuda de ‘amigos’ de Europa, como Qatar o Kuwait”

diado tiene el bachillera­to superior”. Las mafias que se enriquecen con la muerte cobran entre mil y 3.000 euros por ayudar a salir del país, es decir, entre 600.000 y 900.000 libras sirias. “Si el sueldo medio es de entre 30.000 y 40.000 libras, calcule cuántos meses tiene que pasar una familia sin comer para poder ahorrar tal cantidad”. La convulsa situación que vive Siria ha disparado la inflación. Un kilo de carne costaba antes unas 500 libras; hoy, entre 3.800 y 4.000 “si la encuentras”. Una bombona de butano, 300 libras; hoy, entre 3.000 y 7.000. Y así todo.

¿Qué fue de aquel país? Un país donde cristianos y musulmanes podían convivir, donde había unos restaurant­es que servían alcohol y otros que no. El doctor Ajram, que no sabe cuándo podrá volver a su casa de Damasco, donde soñaba con pasar al menos tres meses al año cuando se jubilara, ha sufrido en carne propia la sinrazón de la barbarie. Cinco primos han muerto desde que empezó la guerra, en el 2011, “aunque para muchos parece que haya comenzado ahora”. Uno de sus dos hermanos, ingeniero y empresario, con tres hijos y seis nietos, ha podido viajar a Estados Unidos. Pero el otro, militar en la reserva, con cuatro hijos y cuatro nietos, no puede salir del país. De sus padres dice que “afortunada­mente ya no están entre nosotros y no han tenido que ver esto”. La solución, dice, no puede ser militar, sino política, económica y social. “Sólo así se podrá aspirar a recuperar un país en paz, donde se pueda vivir en armonía, sin diferencia­s entre religiones y etnias porque todos los hombres, con independen­cia de su credo, deberían saber que la religión es de Dios y la patria de todos”.

 ?? XAVIER CERVERA ?? El pediatra Jamil Ajram cree que, cuando acabe la guerra, Siria tardará al menos otros veinte años en volver a ser el país que fue
XAVIER CERVERA El pediatra Jamil Ajram cree que, cuando acabe la guerra, Siria tardará al menos otros veinte años en volver a ser el país que fue

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain