Como una moto, con y sin la ‘i’
El surrealismo de Pablo Motos y su ‘hormiguero’ se ha convertido en referente de la llamada televisión familiar
Pablo Motos i Burgos, a veces con o sin la i catalana entre sus apellidos, nació el año 1965 en Requena, País Valenciano, no Comunidad Valenciana, según su biografía oficial. Según su propio autorretrato, es un pollo que de niño soñaba con huevos y pollos. Definido por su padre como un gilipollas porque pensaba y preguntaba demasiado, se quedó más tranquilo y decidió ser artista. La cuestión es que, según él, pudo ser un chorizo de barrio difícil, pero el padre le regaló una guitarra que cambió su orientación vital, y devino comunicador. Debutante en las radios de Requena y Utiel, subió a Onda Cero de Valencia, inspiró a Julia Otero y sustituyó a Gomaespuma en M80 Radio. Su carrera de humorista se expandió a la pantalla en Canal 9 y se reforzó con José Mota. Hasta que fue llamado a presentar El hormiguero, programa que le ha convertido en uno de los entrevistadores y presentadores más influyentes y seguidos de la llamada televisión familiar.
Acompañado de las hormigas Trancas y Barrancas, su cara y sus movimientos son de los que caen inmediatamente simpáticos o ponen de los nervios definitivamente, sin casi término medio. Declara que de pequeño era hiperactivo y sufrió un síndrome que entonces se desconocía y ahora se escribe con siglas y mayúsculas. Está dotado de una voz tan polivalente, que sus cuerdas vocales han anunciado desde pasta de dientes hasta Jazztel, pasando por CocaCola, Visa, Fujitsu y McDonald’s, de momento. Sin olvidar que fue doblador de Toy Story 3 y actuó en dos películas de Torrente, el brazo más cutre de la ley. En el teatro, ha dirigido guiones que tratan de hombres y santos. Respecto a la música, ganó el Festival de Benidorm con su poema Sabed, amigos. Hiperactivo, según parece continuar, el emperador televisivo Paolo Vasile le definió como “nervioso” y concluyó que “más vale no tocarle los huevos”, o se te va de casa y cambia de canal para mayor éxito de la competencia.
En un club cibernético de fans incondicionales, cuenta que le habría gustado ser un personaje de 101 dálmatas, inventor de aviones, profesor de búlgaro, y que estima el jamón, las patatas fritas y el bolígrafo Bic. Comediante y bufón surrealista, su horóscopo ha sido estudiado a fondo y todo indica que le cuadra: organizado, ordenado, muy trabajador, pulcro, meticuloso, creativo, divertido, indagador, reflexivo, travieso, disciplinado en el servicio militar y militante de la sonrisa como método de vida.
Sus más feroces críticos coleccionan sus errores, que se resumen en cinco, entre más de mil quinientas entrevistas realizadas. Etiquetado para siempre como el hombre que decapitó al cantante Dani Martín, admiten, no obstante, que su Hormiguero y su persona son ya parte viva de la historia de los fenómenos televisados.
También columnista de prensa, ha escrito los libros No somos nadie y la serie Frases célebres de niños, cuyos ingresos destina a la Federación Española de Fibrosis Quística. Fue un niño complicado y es un hombre que juega y va como una moto.