La Vanguardia

Los organizado­res dicen que hubo una “fatalidad”

- ANXO LUGILDE

“Una fatalidad”. Así es como califica la escudería One Seven, organizado­ra del rally de A Coruña, el accidente del pasado sábado en el que murieron siete personas, mientras otras cuatro permanecen ingresadas, dos de ellas en la unidad de cuidados intensivos. Ese mensaje coincide con el que transmiten en Galicia las autoridade­s involucrad­as, varios espectador­es y hasta uno de los heridos. Pero el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, declaró ayer que “algo ha fallado para que se haya producido este trágico accidente que todos lamentamos y habrá que hacer algo para que no se pueda volver a repetir”.

Día y medio después del siniestro ocurrido el sábado por la tarde en una pista del municipio de Carral, la escudería One Seven rompió ayer su silencio en un escueto comunicado en su página de Facebook en el que transmite sus condolenci­as a las familias de las víctimas, se solidariza con todos los afectados por la tragedia y expresa su apoyo al piloto y copiloto del coche que se salió de la calzada, que eran Sergio Tabeayo y Luis Prego. El breve texto no in- cluye ninguna explicació­n sobre lo sucedido, más allá de una referencia a la mala fortuna.

“La vida nos pone a prueba día a día, pero jamás estaremos preparados para una fatalidad como esta. Estamos, todos, completame­nte rotos”, se lee en el comunicado de One Seven, club que asumió la organizaci­ón de la prueba coruñesa tras 14 años de interrupci­ón. Llevaba el nombre de Memorial Eulalio Mora, precursor del automovili­smo coruñés, y estaba organizado por su nieto, Álvaro Muñiz Mora.

Hasta el 2001 la organizaci­ón corrió a cargo de la escudería Coruña, cuyo presidente Ernesto Rumbo, cuestiona la seguridad de la zona en la que se produjo el accidente. Se trata del arcén derecho de una pequeña recta después de una curva a la derecha, donde los organizado­res y la Guardia Civil recomendar­on al público que se pusiese, según explicaron el alcalde, José Luis Fernández Mouriño, y varios testigos presencial­es. Aunque también algún otro testimonio cuestiona esta versión, que ha sido la asumida hasta ahora por la Guardia Civil y la Xunta.

Ernesto Rumbo aseguró a Europa Press que él no se hubiera puesto en el lugar del siniestro. En cambio, uno de los heridos, David Villar, copiloto amateur de rallies, insiste en la teoría de la fatalidad. Tras recibir el alta por le- siones leves y mientras su padre sigue ingresado, Villar habló para varias television­es en la misma zona del accidente y afirmó que era un sitio seguro, porque no se podía prever que el coche se fuese hacia ese lado de la calzada. “Quiero desmentir totalmente lo que se dijo de que era una zona prohibida al público y que los comisarios nos echaron. Echaron a los que estaban enfrente y los mandaron hacia nuestra zona”, declaró Villar, quien abogó por reflexiona­r sobre lo sucedido y extraer las lecciones oportunas.

A la espera de que concluya la investigac­ión de la Guardia Civil, el ministro del Interior abogó ayer por “estudiar las circunstan­cias del caso” para evitar que se pueda volver a producir. En medio de gran dolor, ayer fueron enterradas en Carral y Cambre seis de las siete víctimas.

LA REACCIÓN DEL GOBIERNO El ministro del Interior cree que “algo ha fallado” y que “habrá que hacer algo” para que no se repita

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