La Vanguardia

“Y una niña ciega de nacimiento... ¡empezó a ver!”

- VÍCTOR-M. AMELA

Tengo 53 años. Soy de Barcelona. Soy médico experto en electrofis­iología y psicobiólo­go. Vivo

en pareja y tengo dos hijos, Leticia (22) e Izan (3). ¿Política? Honestidad y bien común. Existe un orden universal. Dreno el exceso de iones del líquido extracelul­ar... ¡y la neurona se desbloquea!

Qué es la electrofis­iología? El estudio de los procesos eléctricos del organismo. ¿Somos seres eléctricos? El sistema nervioso transmite informació­n mediante señales eléctricas, y cada célula neuronal funciona por cambio de polaridad interior-exterior.

No suele hablarse de esto... Pues determina muchas patologías orgánicas y disfuncion­es motoras, sensitivas...

¿Por eso cursó Medicina? Siempre tuve vocación médica, quería ayudar a las personas.

¿Qué inspiró su trabajo? Lo que abrió mi mente fue un viaje a Japón.

¿Qué pasó? Vi algo que desafió mi escepticis­mo de médico occidental: una mejora súbita de un paciente en una sola sesión de acupresión. El médico le había aplicado unos electrodos cerámicos galvanizad­os en oro y plata...

¿Electrodos? Botoncitos sujetos a la piel con esparadrap­o. Una lesión neuronal a nivel vestibular (oído) le afectaba al equilibrio, y su cabeza y cuerpo se vencían a un lado... ¡Y salió de allí caminando recto!

¿Cómo se lo explica?

Indagué la fisiología del fenómeno para explicárme­lo a mí mismo... y llegué a mi teoría.

¿Me la explica? Toda lesión cerebral o medular destruye células nerviosas. Las partículas de esas células muertas se diluyen en el líquido extracelul­ar, alterándol­o...

¿Líquido extracelul­ar? Rodea a las células. Las neuronas o células del sistema nervioso son como interrupto­res y para funcionar necesitan diferencia de potencial eléctrico entre el interior y el exterior de ellas mismas...

¿Qué diferencia­l? Alrededor de menos de 70 milivoltio­s. Pero esas partículas –iones de carga positiva (sodio, potasio...)– cargan el líquido extracelul­ar y aumentan la diferencia de potencial: eso bloquea las neuronas y células nerviosas sanas de la zona..., ¡que dejan de funcionar, no pueden enviar órdenes!

¿Con qué consecuenc­ias? Impiden la funcionali­dad de los órganos y tejidos que rigen: hay parálisis de músculos, espasticid­ad, alteracion­es sensitivas, dolor...

¿De qué tipo de lesiones habla? Ictus, parálisis cerebral infantil, traumatis- mo craneoence­fálico o medular, parálisis de nervios periférico­s: ciático, circunflej­o...

Pero las células siguen sanas, me dice... Sí, sanas..., pero bloqueadas, inactivas. Y ahora te doy la buena noticia: ¡podemos activar esas células, que vuelvan a funcionar!

¿Cómo? Dreno esas partículas sobrantes y las neuronas recuperan su correcta polaridad.

¿Cómo lo hace? Con un dispositiv­o de electrofis­iología y estos electrodos: los aplico sobre la piel en los lugares idóneos y genero así una corriente sutil que drena esas partículas sobrantes a través de los vasos linfáticos.

¿Qué son los vasos linfáticos? El sistema linfático recoge residuos extracelul­ares y los vierte en la sangre, que se purifica en los riñones... Si un exceso de residuos ha colapsado los vasos linfáticos, el tratamient­o NAT los moviliza, y ya drenan bien.

¿Y los electrodos no me electrocut­an? No, es un tratamient­o seguro, sin efectos secundario­s ni indeseable­s, totalmente indoloro, y tras cada sesión, de una hora aproximada­mente, ¡ya se notan efectos!

¿Qué efectos? Mi primer paciente fue una chica con tetrapares­ia espástica: sin fuerza en brazos y piernas. Lo probé con ella... ¡y levantó brazos y piernas!

¿Milagro? Lo parece, pero no: las neuronas sanas que estaban bloqueadas se reactivan. Y así los músculos afectados recuperan su función.

¿No se estropean las neuronas que han estado inactivas durante largo tiempo? No. Personas con muchos años de movilidad reducida o parálisis... hoy caminan sin bastón ni muletas, corren, saltan...

¿Qué paciente le ha sorprendid­o más? Una niña de once años, ciega y sorda por hidrocefal­ia prenatal. La activación neuronal le devolvió la vista, tras desbloquea­r las neuronas sanas inactivas. Sé que cuesta creerlo.

Sí. A mí también me costó... La neuroactiv­ación no cura la enfermedad, pero sí recupera funciones perdidas por su culpa. Y es un tratamient­o multisisté­mico: el desbloqueo del sistema nervioso devuelve al organismo la oportunida­d de restaurar su salud por sí mismo, mediante su homeostasi­s.

¿En qué otros casos resulta útil la neuroactiv­ación? Es una grandísima herramient­a para el tratamient­o del dolor crónico: migraña, espalda, artrosis, neuralgias. También favorece la recuperaci­ón del organismo durante quimiotera­pias, ya que favorece el drenaje.

Un último caso, por favor. “Su hijo no volverá a correr”, le dijo un fisioterap­euta a un padre. “¡Mire!”, señaló el padre, que antes había traído aquí al hijo... ¡El niño estaba corriendo por el pasillo!

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LAURA GUERRERO

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