Inicio ‘on fire’
En el inicio de las elecciones más importantes de la historia reciente de Catalunya, la cuestión fundamental que se dirimía al principio, está ya fuera de discusión: estas elecciones tienen un carácter plebiscitario. Y no solo porque esa es la voluntad de dos listas electorales, sino porque el resto de formaciones así lo certifican. De independencia habla todo el mundo, especialmente aquellos que sacan los demonios a pasear para dibujar un panorama desolador y árido, si se creara el Estado catalán. Es decir, si bien Junts pel Sí y la CUP consideran que el 27-S es el referéndum que no nos han permitido hacer, el resto de partidos no sólo no lo des- mienten, sino que cargan toda la batería para inocular el miedo a la separación y mantener la unidad. Es decir, niegan el derecho a la independencia, pero dedican todos sus esfuerzos a atacar esa posibilidad. Lo cual es una forma evidente de darla por posible.
En esta tesitura, lo que prima de momento es el ruido a favor y en contra, con mucha declaración altisonante y algún que otro desvarío. A partir de aquí, cabe preguntarse si continuará el ruido o habrá debates algo serios sobre las bondades y maldades de la independencia, aunque el pesimismo prima: cuántas mejores expectativas para el independentismo, más nervios, más despropósitos y menos palabras. Y tiene su lógica porque todo el mundo se la juega: el proceso solo puede ganar; y el resto necesitan que el proceso pierda, para tener oxígeno. Es un blanco y negro que no dejará espacio al gris.
La cuestión central está ya fuera de discusión: estas elecciones tienen rango plebiscitario