Un santuario ecológico
Núria dedica el primer monolito a la encíclica ‘Laudato si’ junto a la ermita de Sant Gil
Si el Papa viniera a Núria estaría contento de lo que hacemos”. Así habla el arzobispo Joan-Enric Vives del Santuario de Núria, que este martes celebró su festividad. Núria cuenta desde este septiembre con lo que probablemente es el primer monumento dedicado a la Laudato si, la encíclica ecológica del papa Francisco publicada el pasado mes de junio.
Es un monolito situado delante de la ermita de San Gil, a pocos metros del santuario. La escultura que evoca la tierra y la mirada hacia el cielo lleva una inscripción “en agraïment al Papa Fran-
La singularidad de Núria es que no se accede en coche, aún así llegan cada año 200.000 personas
cesc per la seva Encíclica sobre l’ecologia humana integral”. Se inauguró el 1 de septiembre, coincidiendo con la Jornada Mundial de Plegaria para el cuidado de la Creación que a partir de este año ha instituido Francisco.
En todo el obispado de Urgell, integrado en el paisaje pirenaico, se ha invitado a celebrar especialmente esta jornada. Y en Núria coincide con una de las celebraciones más importantes del año: la fiesta de San Gil, que está dedicada a los pastores del valle. La bendición del monolito se hizo ante la imagen de la Virgen que cada 1 de septiembre sacan los pastores en procesión.
“El Papa ha hecho progresar la doctrina social de la Iglesia”, dijo Vives para remarcar la importancia de la Laudato si’. Sobre todo es un llamamiento a “una nueva y plena mentalidad ecologista, que nos invita a ser solidarios con las generaciones que vendrán.” Así, “el ecologismo también es preocuparse de las personas”.
En esta “conversión espiritual” que pide al Papa, el santuario de Núria quiere tener su espacio. Ya hace tiempo que toda la gestión del valle, que explota Ferrocarrils de la Generalitat, se realiza con criterios de protección del medio ambiente. Uno de los edificios ya tiene la máxima calificación de eficiencia energética y se climatiza con energía geotérmica. También hay una depuradora propia y se reciclan todos los residuos, a pesar de las dificultades logísticas que comporta el aislamiento del valle, a 2.000 metros de altitud.
Quizás lo que es más ecológico de Núria es su singularidad: que no se puede llegar en coche. Sin embargo, tiene más de 200.000 visitantes cada año que llegan a pie y con el tren de cremallera.
El año pasado el Papa concedió el título de basílica al santuario. Por eso el obispo de Urgell explica que “queremos que sea un lugar muy unido al Santo Padre”. Además de la sensibilidad ecológica que motiva el paisaje, también por el llamamiento a la vida que representa la tradición de subir a Núria a pedir fertilidad cuando no se pueden tener hijos.