Fabio Aru da el golpe
Tom Dumoulin se ahoga en la sierra madrileña y no estará ni en el podio
Menudo vuelco. La última etapa de montaña de la Vuelta 2015, que hoy finaliza en Madrid, fue la tumba de un Tom Dumoulin hundido, abandonado a su suerte por el Giant, incapaz de resistir los ataques del Astaná, vendido ante la estrategia de equipo de unos rivales en plenitud de facultades que ahogaron al líder en el alto de La Morcuera y certificaron el golpe de estado en toda regla. Fabio Aru es el nuevo jefe supremo de la carrera y además con una renta comodísima para que no se produzcan sorpresas hoy en el paseo triunfal.
Sensacional victoria de etapa de Rubén Plaza en Cercedilla (tras una fuga de más de cien kilómetros), pero por encima de todo un cambio de escenario de los que se recuerdan. A un kilómetro del alto de La Morcuera (la cima se situaba a casi 50 de la meta porque aún faltaba superar Cotos) Dumoulin arrojó la toalla. No podía más. Los ataques combinados de Aru, Quintana y Majka lo dejaron seco y después de defenderse con uñas y dientes se rindió. Tuvo que dejar que sus adversarios se fueran por delante. Coronó con unos pocos segundos perdidos, pero ya no pudo recuperarse, ni en el descenso ni en la última subida. “Aunque hubiera vuelto a entrar con ellos en la bajada luego me habrían dejado en cualquier sitio de la otra subida. La Vuelta estaba perdida”, reconoció Dumoulin en la meta. Porque él estaba solo y Aru, no. Ahí tenía un Mikel Landa pletórico, un Majka dispuesto a colaborar y además otros peones del Astaná repartidos por la carretera, como Luis León Sánchez y Andrey Zeits, para esperar a su jefe de filas y colaborar en el trabajo duro. El sardo Aru se proclamará hoy ganador de la Vuelta a España (ya ha sido segundo y tercero
EL DESENLACE
Purito sube a la segunda plaza, pero estuvo muy cerca de perderla ante el ataque de Majka
en el Giro), pero una vez más se ha demostrado la importancia de contar con un buen equipo. Al Giant le ha venido grande la tarea. Lo reconocía no hace mucho uno de los gregarios de Dumoulin, el estadounidense Lawson Craddock: “Vinimos a la Vuelta para ganar algún sprint con Degenkolb y Tom era una incógnita, volvía después de la caída del Tour y todos ignorábamos cuál podía ser su rendimiento”.
Con Dumoulin fuera de combate –se dio por vencido y ha caído hasta la sexta plaza de la general– y con Aru celebrando su sensacional victoria, la carrera aún tuvo otro punto de interés insospechado. Majka se dio cuenta de que podía no sólo meterse en el podio, sino incluso asaltar la segunda plaza de Purito Rodríguez, que está terminando la carrera muy justito de fuerzas. Nairo Quintana atacó en Cotos, se fue por delante con Majka y el de Parets tuvo que defenderse para no regresar a la tercera plaza. Tenía un minuto y siete segundos de renta sobre el polaco del Tinkoff y en la meta, esprintando como un loco para no verse superado, consiguió salvar 12 segundos. Poquito le faltó. “Estaba acojonado”, reconoció. “Por fortuna he tenido la ayuda de Losada, porque cuando se me han ido he pensado que con lo que faltaba hasta la meta no me iban a recortar tanto. Pero luego nos daban referencias y por más que atrás remábamos, ellos iban tomando ventaja”.
Fabio Aru llegó a la meta emocionado, buscando compañeros con los que abrazarse. “Esta victoria es de mi equipo, no sólo mía. Empezamos la carrera con dificultades pero hemos sabido mantenernos unidos”, explicó. “Sabía que la penúltima subida era dura y que ahí podía tener una oportunidad”. Y Tom Dumoulin llegó muy enfadado y con una enorme y lógica decepción. Purito, que ha vivido la misma situación, le mandó un mensaje: “Esto es muy duro, pero hay que tomárselo con filosofía. Esto es un deporte, no corremos solos y a él le ha faltado un poco de equipo”. Sin duda.