El regreso de ‘Les revenants’
Estreno de la segunda entrega de la serie francesa en la que personas fallecidas años atrás retornan a la vida ante la perplejidad de sus familiares
En España regresan hoy, mientras que en Francia lo hicieron ayer. Son Les revenants, los regresados de la muerte. La serie francesa de mayor éxito de los últimos años ha iniciado aquí su segunda etapa: otros ocho capítulos de 52 minutos, 13 millones de presupuesto y una audiencia heredada de millón y medio de telespectadores. También un éxito internacional con ventas por todo el mundo.
Les revenants es un ejemplo exitoso de nacionalización de un negocio anglosajón, en este caso por los franceses: el tópico recurso del muerto viviente metido en una serie, sin sangre, sin miedo ni sobresaltos, diseñada para ser vista en familia, explica Caroline Benjo, una de las productoras. “Ese era el encargo que nos hizo el canal”, dice. El asunto funcionó comercialmente: un premio Emmy y ventas en setenta países.
Su escenario es un valle de la Alta Saboya, en los Alpes franceses, un lugar mas bien feo y asfaltado. Sucede una inundación incomprensible, pero sobre todo la aparición, aún más inexplicable, de toda una serie de gente fallecida en la zona. Personas de diferentes edades y ambientes que regresan a sus familias el mismo día. Todas desorientadas, no entienden qué les ha pasado, no saben que han muerto y tienen hambre, frío. En resumen: parecen vivos. Decididas a proseguir una vida que ya no existe, se dan cuenta, poco a poco, de que no son los únicos en haber regresado, mientras su retorno se ve acompañado de diversas anomalías y fenómenos extraños.
Tras la primera serie los telespectadores franceses se quedaron colgados –como ahora se van a quedar los españoles: en un octavo capítulo en el que todos aquellos regresados de la muerte se agrupan y desaparecen en una montaña, llevándose con ellos a algunos vivos; a Simon, a Camille y su madre, a Julie y al pequeño Victor. ¿Donde se han metido? ¿Qué pasa?: fin de la primera serie. El que quiera desenlace que vea la siguiente serie de ocho, con sus correspondientes pausas publicitarias.
La segunda entrega comienza con el misterioso embarazo de la pálida Adèle. Lleva un hijo del desaparecido Simon que no parece desear. Una parte de la ciudad sigue inundada, el ejército ha tomado el control de la zona. La población se divide entre los que se fueron y los que se quedaron. Los diálogos son minimalistas, todo muy misterioso. El “no sé” es la respuesta más frecuente de los personajes. El pobre espectador, que lo que quiere es saber, sigue en la inopia. ¿Cómo se explica todo eso? El ejército no tiene ni idea, cumple con su marcial deber. En medio de la confusión aparece un ciervo vagando entre los bloques de viviendas, al parecer herido... por mordisco de hombre.
Si lo que ocurre no es de este mundo, ¿quién mejor que un sacerdote para desenredar el misterio? Allí está el pobre metido en el enredo con su Biblia y su cruz. Pero la razón no pierde la esperanza, porque en el segundo capítulo de la segunda serie aparecerá Berg, un “investigador” dispuesto a atar cabos. El espectador se identificará inmediatamente con él: “Este me lo va a explicar”. Abandonen sus esperanzas en Berg y recuerden que esto es una serie: al final lo de menos es el misterio, porque cualquier desenlace mata esta narración enroscada sobre sí misma.
“La muerte no es el tema principal de esta serie, lo importante son las relaciones que se van forjando entre los personajes”, explica el director Fabrice Gobert. El guion es lo de menos. Gobert confiesa que se escribe sobre la marcha.
Canal+Series Xtra estrenará esta noche los nuevos episodios con una doble entrega en versión original subtitulada a las 0.30 h y el próximo jueves se volverán a emitir ya en versión doblada a las 22.30 horas.