Planeta Marte
Lo ha dicho Turull en respuesta a las declaraciones de quienes han perdido las elecciones y, sin embargo, parece que las hayan ganado: “Ustedes leen lo que dicen en El Mundo en lugar de leer lo que dicen en el mundo”. Ciertamente, si se lee la prensa internacional, se llega a dos conclusiones que se repiten de Francia a Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y etcétera: ha ganado el independentismo y Rajoy tiene un buen problema. Aparte de la severa derrota del PP en Catalunya, que se convierte en fuerza testimonial, es evidente que se le complica el panorama para las generales. Además, tiene que gestionar la enorme complejidad catalana y no parece que sea capaz de variar su errática estrategia. De manera que, para dar un titular corto, el independentismo ha ganado con rotundidad y Rajoy ha perdido con igual rotundidad. Después vendrán los matices, que los carga el diablo, y nada será fácil para nadie, pero hay una primera evidencia incuestionable.
Sin embargo, si uno lee la prensa de Madrid, la realidad es tan diversa que parece de otro planeta, tanto que resulta que los ganadores son presentados como perdedores, el aumento en votos del independentismo parece una anécdota, la derrota del PP ni se nota, y a Artur Mas ya lo han enviado a galeras. Impresionante. O sea que el independentismo gana con mayoría absoluta en el Parlament, y lo hace en todas las circunscripciones electorales, aparte de que sólo Junts pel Sí suma más que las tres fuerzas siguientes, y no significa nada porque resulta que el independentismo ha perdido. Debe de ser así como entienden a la perfección lo que pasa en nuestro país... negando la evidencia para no tener que confrontar el problema. Sea como sea, con diarios ingleses, catalanes o del planeta Marte, el hecho es inapelable: el independentismo ha ganado y el PP se ha hundido.
A partir de aquí, la letra menuda presenta un escenario ciertamente complicado, y no tanto por la letanía de los votos –ahora resulta que cuentan como no los votos nulos, los de Unió, los del Rabell e incluso los del Partido Pirata, ¡anda ya!–, sino porque la alianza de Junts pel Sí con la CUP no será fácil y, además, obligará a radicalizar tanto el proceso como el gobierno, más allá del problema, no menor, de la presidencia. Al mismo tiempo, tendremos un Parlament con un Ciutadans crecido y radicalizado, que practicará un discurso españolista muy agresivo, émulo moderno del viejo lerrouxismo. Y todo sumará con el ambiente preelectoral de las generales, con un PP en caída libre. En este sentido, las dos afirmaciones parecen ciertas: el independentismo ha recibido el aval democrático que pedía para iniciar el proceso, pero lo ha recibido de una manera que complica enormemente su ejecución. A partir de ahora, pues, la política en mayúsculas tendrá que tejer complicidades y gestionar complejidades. Todo es posible, pero nada será fácil.
Jordi Turull: “Ustedes leen lo que dicen en ‘El Mundo’ en lugar de leer lo que dicen en el mundo”