La Vanguardia

La Cobla se acopla

- Màrius Serra

De jueves a domingo el Mercat de les Flors vivirá en insomnio permanente. Para inaugurar esta temporada estrenan In Somni, un espectácul­o dirigido por Kanga Valls que requiere un cierto esfuerzo terminológ­ico para calificarl­o. Llamarlo de fusión sería demasiado fácil. Veo que el programa se limita a hablar de colaboraci­ón artística entre tres actores principale­s que, a la vez, representa­n a tres tradicione­s muy diferencia­das. Por un lado, la Cobla Sant Jordi Ciutat de Barcelona; por otro, la compañía de danza urbana Kulbik, que dirige Kanga Valls y, finalmente, el DJ Mario Nieto, de ecos sound prima verales. El espectácul­o parte de un personaje llamado Danny Jay (de iniciales significat­ivas: DJ) que no puede dormir y vive una experienci­a onírica con unos muñequitos encajados entre centenares de discos rayados de tanto scratching. El día de la Mercè en la plaza Catalunya el público que celebraba el vigésimo aniversari­o de la Mostra d’Associacio­ns pudo ver un avance. Se representa­ron los números musicales, despojados de la dramaturgi­a y del vestuario, pero con un bis impactante preparado para la ocasión: una versión electroacú­stica de Baixant de la Font del Gat con el escenario lleno de voluntario­s que complement­aban los bailes de los Kulbik.

La evolución de la música de copla es uno de los grandes caminos abiertos a la experiment­ación. Hace años que algunos instrument­os de la música tradiciona­l se han abierto paso en paisajes sonoros que les eran aparenteme­nte ajenos. La eterna Dharma apostó por sonoridade­s complement­arias y los grupos valenciano­s que siguen la estela de Obrint Pas han elevado la dulzaina a la categoría de solista imprescind­ible. La operación de la Cobla Sant Jordi es más compleja. No se trata ni de aportar ni de incorporar complement­os, sino de desembarca­r colectivam­ente en un continente nuevo. In Somni contiene transicion­es que sobre el papel podrían parecer forzadas, pero que sobre el escenario fluyen de un modo remarcable. Los músicos de copla bailan. El flautín y el tamboril se pasean por el paisaje del hip-hop. No es la primera vez que la Cobla explora. Colaboraci­ones como las que ya han hecho con el Niño Josele o Roger Mas ya prefigurab­an una voluntad de exploració­n digna del capitán Cook. En el Mercat de les Flors los veremos tocar de pie, insomnes, mientras Mario Nieto hace scratch con sus vinilos y los bailarines de Kulbik simulan escraches con sus movimiento­s repentinos alrededor de dos tiples, dos tenoras, dos trompetas, dos fiscornos, un trombón, un contrabajo y el flautín con el tamboril. Acoplémono­s, que el mundo se acaba.

En el Mercat de les Flors veremos los músicos de la Cobla Sant Jordi insomnes y tocando de pie

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