Cuatro lunas de sangre
Uno, dos, tres, cuatro. La noche de la jornada electoral del domingo 27 de septiembre se pudo ver, por cuarta vez en dos años, una luna de sangre. Esta serie extraordinaria de eclipses lunares ha tenido, como remarcaba un artículo de The Washington Post el pasado 15 de abril, un gran impacto en las librerías. Han aparecido, al menos, tres libros sobre el tema, que se han convertido en éxito de ventas: Blood moons: Decoding the inminente heavenly signs, del teólogo y estudioso de las profecías bíblicas Mark Biltz, Blood moons rising: Bible prophecy, Israel, and the four blood moons, del pastor de Oklahoma Mark Hitchcock, y Four blood moons: something is about to change, del pastor de la iglesia Cornerstone de San Antonio, Texas, John Hagee. Los tres están convencidos de que estos fenómenos son señales claras de que se producirá un cambio radical en la historia. Según Mark Biltz, la aparición de la primera de estas cuatro lunas marcó el inicio de un proceso.
La interpretación que estos tres autores hacen de los acontecimientos que anteayer se consumaron tiene que ver con un pasaje bíblico: “Y haré prodigios en el cielo y en la tierra sangre y fuego y columnas de humo. Y el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y terrible de Yavé”. El pasaje, citado por san Pedro en su prédica del día de Pentecostés (Hechos 2: 19-20), se encuentra en el Libro de Joel. En algunas biblias aparece entre los últimos versículos del capítulo 2. En otras, que siguen de más cerca la Biblia hebrea, entre los primeros del capítulo 3. En la Biblia de la Fundació Bíblica Catalana se encuentra entre los primeros del capítulo 3. Pero la nota a pie de página que comenta el sermón de Pedro reproducido en los Hechos de los Apóstoles remite a los lectores al final del capítulo 2. La Fundació Bíblica Catalana fue creada y sostenida por Francesc Cambó. No puede descartarse, tratándose como se trata de escrituras sagradas, que todo ello tenga algún sentido.
El Libro de Joel es un libro profético. Se ha descrito la profecía de Joel como una profecía mesiánica estructurada en forma de dos conos unidos por el vértice. En un cono se encontrarían las calamidades sucesivas. En el otro, las prosperidades. De hecho, el libro empieza con el relato de la famosa plaga de langostas, que avanza devastadora como un ejército y lo oscurece todo. Pero, haciendo lo que corresponde a su oficio, el profeta no tarda en anunciar la liberación del pueblo de la dominación extranjera y acaba augurando la llegada del día en que los montes destilaran mosto y leche los collados. La luna de sangre aparece como uno de los signos precursores de esta llegada. Algunos comentaristas políticos quizás la pudieron ver la noche de anteayer tras abandonar los platós televisivos. No puede descartarse que, al llegar a casa, los más creyentes compraran por Amazon los libros de los pastores Biltz, Hitchcock y Hagee por si los podían ayudar a interpretar los signos y a formular predicciones.
La de Joel se ha descrito como una profecía mesiánica estructurada en forma de dos conos