La Vanguardia

Primer juicio a un yihadista por destruir patrimonio

La Haya juzga a un maliense de Al Qaeda que destruyó los templos centenario­s de Tombuctú

- LA HAYA

Redacción y agencias

La Corte Penal Internacio­nal (CPI), con sede en La Haya, juzga desde ayer a un yihadista que está acusado de crímenes de guerra por destruir patrimonio religioso y cultural en Tombuctú, Mali.

Es la primera vez que la corte inicia un proceso por estos actos de violencia que se han multiplica­do allí donde Al Qaeda, los talibán y el Estado Islámico han impuesto su visión medieval del mundo.

Ahmad al Faqi al Majdi es un tuareg y el fiscal lo acusa de ser un miembro destacado de la milicia extremista Ansar Dine, vinculada a Al Qaeda. En abril del 2012 ocuparon Tombuctú. Inmediatam­ente destruyero­n 14 mausoleos y una mezquita. También quemaron decenas de miles de manuscrito­s e impusieron una versión tan estricta de las leyes coránicas que ni siquiera la música estaba permitida.

El fiscal acusa a Al Faqui al Majdi de dirigir la brigada que forzaba el cumplimien­to de las nuevas normas de conducta. También ejecutaba las sentencias que dictaba el tribunal islamista de Tombuctú.

Cuando los franceses ocuparon la ciudad en el 2013, Al Faqui al Majdi se refugió en Níger y hasta allí llegó la petición de la CPI para que comparecie­ra en La Haya.

Lo hizo ayer, vestido con un traje azul, camisa blanca y corbata carmesí. Llevaba el pelo largo, rizado y unas gafas de alambre, y sólo habló para confirmar su identidad. “Nací hace unos 40 años –dijo–, en Agume”, una población situada cien kilómetros al oeste de Tombuctú. Pertenece a la tribu tuareg Al Ansar. Estudió ma- gisterio y a partir del 2011 trabajó como funcionari­o en el Ministerio de Educación de Mali. Ni su empleo ni su formación le sirvieron para valorar la riqueza cultural y religiosa de Tombuctú, patrimonio mundial de la Unesco desde 1988.

La ciudad a orillas del río Níger fue el centro cultural más importante de África occidental entre los siglos XIII y XVII. Llegó a tener 200 escuelas. Desde allí se propagó el islam. Conserva tres mezquitas de

La Corte Penal Internacio­nal considera que estos ataques son crímenes de guerra

aquella época, la más antigua de 1329, además de 16 cementerio­s y varios mausoleos. En estos mausoleos están enterrados los fundadores de la ciudad. La población los venera como si fueran santos. Los islamistas más ortodoxos consideran que esta adoración es una blasfemia. El fiscal acusa a Al Faqui al Majdi de participar en la destrucció­n de nueve de ellos.

Maestros constructo­res, siguiendo las antiguas técnicas de la edificació­n en adobe, reconstruy­eron el año pasado gran parte de los mausoleos destruidos. La población también salvó de la quema 700.000 manuscrito­s, que ocultaron en casas particular­es.

El proceso se reanudará el 18 de enero. El fiscal espera que sirva para que los yihadistas renuncien al nihilismo anticultur­al.

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