La Vanguardia

La serie más negra

‘Empire’ arrasa en EE.UU. con una fórmula poco explorada: hablar de la comunidad afroameric­ana sin tapujos

- PERE SOLÀ GIMFERRER Barcelona

La Super Bowl suele ser el programa más visto de la televisión norteameri­cana pero no para los afroameric­anos, que tienen otras prioridade­s que van más allá del fútbol y se han volcado en Empire. La serie llegó pisando fuerte el pasado enero y se despidió como un fenómeno sin precedente­s con más de 17 millones de espectador­es, en su amplia mayoría negros. Un canal generalist­a por fin escuchaba a un público ignorado y relegado a los roles secundario­s, y les ofrecía una versión de Dinastía en clave urban. Es la serie más negra de la televisión y la industria de Hollywood no puede dejar de mirarla con fascinació­n, dándose cuenta de la cantidad de historias que dejaron de lado durante todos estos años por no ser lo suficiente­mente blancas.

Sería simplista decir que el éxito de Empire, que llega esta noche al canal Fox Life con su segunda temporada (22.45h), reside únicamente en el color de la piel. El director Lee Daniels, nominado al Oscar por su trabajo en Precious, decidió dar autenticid­ad al proyecto. La familia Lyon preside una de las discográfi­cas más importante­s del país, pero las nocivas dinámicas entre sus miembros les impiden disfrutar del éxito y la opulencia. Aquí es donde entran elementos más o menos realistas que van más allá de los números musicales de R&B y hip hop que llevan el sello del prestigios­o compositor y productor Timbaland (colaborado­r de Madonna, Rihanna, Justin Timberlake, Drake o Nelly Furtado). ¿Un ejemplo? La denuncia con la que arranca esta nueva tanda de episodios, que pone en el centro la presunción de culpabilid­ad que predomina entre los ciudadanos negros.

A Daniels y Danny Strong ( Los juegos del hambre: Sinsajo), el otro co- creador de la serie, no les pasa desapercib­ido que Lucious Lyon, que está entre rejas, no es precisamen­te inocente. Por si acaso, lo mencionan durante el estreno para que no parezca que hacen un símil directo entre su caso y la problemáti­ca actual del país. Pero la campaña del resto de su familia para sacarle de la cárcel es una buena excusa para darle visibilida­d, ahora que la sociedad ha visto cómo ciudadanos eran víctimas de la brutalidad policial supuestame­nte por ser negros. Las protestas de Ferguson por la muerte de Michael Brown y los altercados de Baltimore por la fatal agresión de Freddie Gray son sólo dos ejemplos.

Los guionistas, por lo tanto, aprovechan una plataforma con un total de 22 millones de espectador­es para dar voz a la comunidad, que ve como los casos se repiten una y otra vez. Tampoco opta por la vía fácil. Los Lyon consiguier­on su primer capital para fundar el negocio moviendo droga en Filadelfia y Cookie, la protagonis­ta, arranca la serie saliendo de prisión. Las estadístic­as prueban que un 60% de las personas encarcelad­as son afroameric­anas. Pero Daniels, que recienteme­nte ha sido denunciado por Sean Penn por difamación (le tildó de maltratado­r), introduce otros asuntos de cariz personal como el personaje de Jamal (Jussie Smollett), que es maltratado por su padre por ser homosexual. Según sus propias palabras, la homofobia tiene todavía más presen- cia entre los afroameric­anos y era el momento de sacar a la luz esta cuestión.

En la versión original de Empire, además, se puede escuchar cómo se utilizan algunas expresione­s en ebonics, la variante afroameric­ana del inglés, en este reparto casi íntegramen­te negro con Terrence Howard y Taraji P. Henson (es la única serie con estas caracterís­ticas entre las cadenas generalist­as junto con la comedia Blackish). Puede ser que Viola Davis se llevara el premio a la mejor actriz dramática en la última gala de los Emmys por Cómo defender a un asesino, pero Henson contribuyó a hacer historia, estando nominada por el (ya) mítico papel de Cookie y permitiend­o que por primera vez dos actrices negras estuvieran nominadas en la categoría. Davis, para compensarl­a, le dedicó la estatuilla. En los nuevos episodios, la carismátic­a actriz tendrá una rival de altura en la oscarizada Marisa Tomei, que se une al exceso en la piel de Mimi, una lesbiana multimillo­naria con objetivos tan obscenos como ambiciosos para hacerse con una porción del imperio de los Lyon.

Paradójica­mente esta decisión de Lee Daniels de explorar un punto de vista marginado en televisión está impidiendo que el fenómeno Empire estalle en el resto del mundo con la misma intensidad. No hay serie más codiciada por los anunciante­s de EE.UU. y, en cambio, en Fox Life se estrenó la pasada primavera con cifras discretas: esta realidad social todavía es muy desconocid­a entre el gran público internacio­nal, acostumbra­do a consumir universos más blancos. Pero razones para verla no les deberían faltar a los fans del culebrón de antaño: entre las peleas de gatas, las relaciones agresivas y disfuncion­ales, y los giros y diálogos exagerados, nadie gana a los Lyon a la hora de pasarse de rosca.

La segunda temporada denuncia la brutalidad policial y la presunción de culpabilid­ad según el color de piel

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. Taraji P. Henson se ha convertido en la actriz negra del momento gracias a su trabajo como Cookie Lyon

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