“Seguir ahora con Standstill era hacerlo por inercia”
Enric Montefusco, líder del grupo Standstill, que se despide como banda
No es muy habitual que un grupo publicite y, sobre todo, explique con detalle creíble el porqué de su disolución. Pero tratándose de una formación como Standstill, la cuestión se entiende mejor. Grupo clave de la escena musical catalana desde los noventa, su evolución desde el hardcore cantado en inglés hasta una música de hondo calado escénico en castellano (los últimos, el disco Dentro de la luz, el espectáculo Cénit) ha corrido paralela a una admirable independencia creativa. El pasado mayo, su líder, Enric Montefusco, anunciaba un “parón indefinido”, aunque no a la dedicación a la música, tanto por su parte como por parte del resto de sus compañeros. Dos últimos conciertos, hoy y el sábado en el Apolo (21 h), servirán de despedida de su afición.
¿Qué tocarán hoy?, ¿una velada lacrimógena? Los del Apolo serán conciertos más largos de lo habitual, para recoger de alguna manera cada una de las etapas de la carrera del grupo.
Ha repetido estos días que el grupo podría seguir, pero que no tenía sentido en las actuales circunstancias. Seguramente podríamos haber proseguido con Standstill por inercia, pero ya había algo dentro de nosotros que nos decía que no lo hiciéramos, que no queríamos ni podíamos permitirnos ofrecer menos.
Las dos palabras que les definen son fe e ilusión. ¿No falta la palabra coherencia? Coherencia sólo se puede decir desde fuera; desde dentro tendríamos que hablar de intento de coherencia. Fe e ilusión es lo que nos ha unido, esa energía que más allá de gustos y capacidades nos hacía juntarnos y creer que íbamos a hacer algo especial y por la que valía hacer esfuerzos en la vida.
¿Cómo se percibe de pronto esta pérdida de ilusión y fe? Puede ser trágico. La pervivencia del grupo no es tanto un ejercicio de fe como de regeneración constante de la ilusión. Viniendo de la escena del hardcore, hasta donde estamos ahora, ha sido un rosario de decepciones, de cosas que han salido mal, pero que ante cada problema, acabó siendo un ejercicio constante de caerse y levantarse. En esta ocasión, sin embargo, hemos creído que ya era suficiente. Nosotros seguiremos aspirando a lo mismo, pero pensamos que hacerlo bajo este mismo nombre y paraguas ya era demasiado forzado.
¿Cómo funcionaba el grupo en su última etapa? Era bastante asambleario entre comillas; la teoría dice que estuvimos diez años consultándolo todo y que en los últimos se repartieron un poco los roles y las responsabilidades, y que desde ese momento nos llevamos mejor y las cosas salieron también mucho mejor.
Cuando el proyecto parecía haberse asentado, ustedes van y deciden dejarlo... Es difícil saberlo. Cada vez que las cosas nos iban un poco bien, lo veíamos como una nueva etapa que se abría y que había que verla como un reto mayor y que de esa manera se mantenía el riesgo. Y en eso filo siempre hemos vivido. Nunca hemos sentido la sensación de estabilidad. En el ADN siempre ha estado el reto artístico como la gran prioridad.
Standstill ha sido un poco masoquista, planteándose siempre el más difícil. Bueno, es que en este caso el masoquismo ha tenido sus frutos, frutos de crecimiento personal y artístico. Es como no poder estar quieto.
¿De qué ha vivido el grupo? De sentir que ha encontrado un lugar en el mundo y estar a gusto; lo hemos ido encontrando, es lo que daba sentido a nuestras vidas. No hemos dejado de hacer siempre lo que nos ha apetecido, pero también siempre algo que saliera de dentro.
La creatividad, en cualquier caso, no ha fallado. No, pero hay que canalizarla de otra manera. Yo ya tengo muchas canciones hechas y la lógica dice que el año que viene tendré que sacar disco con material nuevo. Además de hacer algo musical estoy dirigiendo un espectáculo que se presentará en el Grec del año que viene, con músicos y actores- performers.
¿Standstill se ha sentido a gusto en la escena musical catalana? Vamos a ver… nunca nos hemos he sentido parte de la escena musical catalana; hemos huido del sistema, pero siempre ha habido complicidad con gente como Mishima o Love of Lesbian, con los que nos conocemos desde el inicio.
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HUYENDO DEL SISTEMA “Nunca nos hemos sentido parte de la escena musical catalana”