La Vanguardia

Las oenegés salen al rescate de los niños sin becas comedor

La escasez de ayudas en ESO obliga a las entidades a actuar

- MAITE GUTIÉRREZ

HL’Hospitalet de Llobregat / Terrassa

asta 68.159 alumnos de infantil y primaria han conseguido este curso una beca comedor social, las que se dan a todos aquellos que estén por debajo de ciertos umbrales de renta. Son 1.799 estudiante­s más que a principios del curso pasado. De

C R U Z R O J A Y C À R I T E S

P O L Í T I C A I N T E G R A L estos, 16.525 tienen pagado todo el menú escolar, indicó el miércoles el Departamen­t d’Ensenyamen­t. Son los niños con graves problemas de alimentaci­ón, los más pobres. Más de 16.000 en toda Catalunya sólo en infantil y primaria, lo que da una idea de la extensión de la pobreza infantil. ¿Y en la ESO? No existen datos centraliza­dos de cuántos alumnos necesitan esta prestación ni si la están recibiendo.

Cuando un alumno acaba la educación primaria no tiene garantizad­a una beca comedor como las de primaria. Prácticame­nte no existen y las oenegés se están haciendo cargo de muchos de estos estudiante­s. Los treinta chicos que comían el miércoles en el antiguo cine Romero de l’Hospitalet de Llobregat perdieron la ayuda al acabar 6º curso. Lo mismo que los que almorzaban ayer en el espacio que el asociación Can Palet ha abierto en el instituto de secundaria Santa Eulàlia de Terrassa. En una sala en la planta baja de este centro de ESO, dos monitores preparan la comida mientras los alumnos se sientan en las mesas. Algunos profesores se quedan de forma voluntaria para ayudar, y cuando los chicos acaban de comer hacen deberes o preparan actividade­s.

“Hace dos años empezamos a detectar chavales que no estaban bien alimentado­s. Muchos comían a base de arroz y atún en lata, lo que la familia consigue en el banco de alimentos, y empezamos a buscar soluciones”, cuenta Josep Rodríguez, director de la asociación Can Palet y coordinado­r de los centros abiertos de Fedaia, la federación que agrupa a las entidades que trabajan con niños y jóvenes en riesgo de exclusión. El de Can Palet es un centro muy implicado en el barrio, conocen a los chicos, a los servicios sociales, a los profesores de escuelas e institutos. Fueron estos últimos los que les alertaron de que a clase llegaban alumnos con signos de mala alimentaci­ón. “Que se mareaban, o no se concentrab­an, mal vestidos o poco aseados”, cuenta Rodríguez. Juntos prepararon un plan. El Ayuntamien­to de la ciudad dio permiso para abrir un espacio por la tarde en el instituto y a través de los servicios sociales detectaron a los estudiante­s de ESO con más necesidade­s. “Al principio la Cruz Roja les traía unas fiambreras con comida y ahora tenemos un servicio de cátering con monitores para hacer actividade­s que paga la Fundación Probitas”, dice Rodríguez. Esta fundación también financia el comedor de l’Hospitalet, que gestiona la asociación educativa Itaca.

Cuando un alumno con beca comedor del 100% acaba la primaria, Ensenyamen­t envía su nombre al consejo comarcal correspond­iente. “Ellos se encargan de derivar los casos a los servicios sociales de cada municipio, se hace un traje a medida para cada alumno, una beca en un centro de primaria cercano, tarjetas cargadas con dinero, una entidad social que le ayude... ningún niño se queda sin cobertura”, afirma la directora general de Atención a la Familia y la Comunidad Educativa, Meritxell Ruiz. El modelo de becas comedor de primaria no se puede replicar en la ESO, según Ruiz, porque “la hora de la comida no está dentro del horario escolar”. Ensenyamen­t impulsó en el 2012 la jornada intensiva en los institutos públicos, a la que se ha acogido más del 80%. La mayoría cierra a las 14.30 horas cuando antes tenían entre dos y tres tardes de clase, así que muchos han cerrado el

Llevan comida a institutos y dan tarjetas para comprar alimentos “Necesitamo­s una renta por hijo garantizad­a, lo demás son parches”, según Fedaia

Hora de la comida.

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Alumnos que perdieron la beca comedor al acabar la primaria van a comer al espacio que la asociación Itaca gestiona en l’Hospitalet de Llobregat. Son treinta estudiante­s de educación secundaria, el menú y los monitores están financiado­s por la...

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