Jeremy Saulnier
El jurado de Sitges proclamará hoy cuál es la mejor película entre una treintena larga de títulos en competición
DIRECTOR DE ‘GREEN ROOM’
Jeremy Saulnier, que destacó en Cannes con Blue ruin (2013), se erige como uno de los candidatos a alzarse hoy con uno de los grandes premios de Sitges por Green room, una extravagancia sobre un grupo de rock.
Sitges llega a su fin. Al menos en lo referente a la competición, ya que mañana prosigue el festival con sendos maratones, donde el público podrá recuperar los títulos más destacados del certamen. Pero, en cuanto a los premios, la suerte está echada. El jurado de la sección oficial, formado por, entre otros, el actor Carlos Areces, habitual de tantas comedias españolas, o el director Javier Ruiz Caldera, decidió ayer al mediodía su veredicto, reunidos sus miembros alrededor de una mesa del restaurante del hotel Avinguda Sofia.
Cuentan que la sobremesa fue larga y se entiende. Tenían que decidir cuál era la mejor película de entre los, atención, 36 títulos a concurso de la sección Fantastic (eso si contamos Parásito I y Parásito 2, de Takashi Yamazaki, como dos películas diferentes; si no, la cosa se reduce a 35, lo que tampoco es un gran alivio). Muchos títulos, pues, y eso dificulta armar un palmarés. En cualquier caso, el resultado de sus deliberaciones –o de su digestión– se sabrá hoy mismo, hacia mediodía.
Hay que decir que los premios de este jurado no serán los únicos. Habrán más. Con su abundancia habitual, Sitges 2015 –la 48 edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, por llamarlo sin confianzas y por su nombre oficial– cuenta, además de con el jurado de Fantastic, el primero y principal, con otros diez jurados diferentes más. Cada uno de ellos, formado por tres miembros como mínimo. O sea, que, de una u otra forma, esta multitud de jurados valorara las 159 películas que conforman la edición de este año. Pero al final sólo habrá una película ganadora indiscutible, la que se alce con el premio a la mejor película. Igual que ocurría en aquella inolvidable Los inmortales, de todos contra todos, con Sean Connery y Christopher Lambert, donde “al final sólo puede quedar uno”.
Las favoritas. Varias y muy diferentes entre sí. Pocos las han visto todas, en realidad. El cadáver de Anna Fritz, de Héctor Hernández, por la parte española. Cementery of Splendour, de Apichapong Weeresetakul, por la parte cinéfila. The gift, de Joel Edgerton, con un indiscutible aire de cine independiente. Macbet, de Justin Kurzel, por Michael Fassbender, lo mismo que Victoria, pero en su caso por Laia Costa. Aunque si hay que mojarse, aquí diremos Green Room, de Jeremy Saulier, indiscutiblemente. Por enérgica, vital, bien dirigida y emocionante; por todo, en realidad, y además por ser muy Sitges. Saulier, que sorprendió con Blue Ruin (2013), lo ha vuelto a hacer con este título sobre rock, skins, nazis, un poco de gore y un mucho de superviviencia.
Takashi Miike, rey del gore. Yacuza Apocalypse, de Miike, proyectada ayer, sólo podría ser premiada, si existiera, con el premio Takeshi Miikee. El japonés se supera (y se parodia) a sí mismo en esta enloquecida historia de yakuzas vampiros. Donde las víctimas hacen punto, sale un remedo de la rana Gustavo, unos se muerden a otros, se arrancan cabezas y se patean sin que sepas muy bien qué está pasando. El productivo director de Audition (1999) y Ichi the
Killer (2001), capaz de 15 películas al año (ahora sólo tres o cuatro: cosas de la edad), no quiere decepcionar a sus seguidores. “Y sigo siendo fiel al niño que iba al cine de pequeño”, dice, y añade: “La violencia de mis películas es el resultado de mi timidez, como una forma de sublimación de la misma”. Yakuza Apocalypse ahorrará a Miike una buena cantidad en la factura psicológica. Pero el costo psíquico para el espectador no ha sido evaluado. Alto.
Una habitación verde. Jeremy Saulnier, el director de Green room, llegó ayer a Sitges, quizá a tiempo para recoger un premio, aunque se confiesa muy supersticioso al respecto. Es difícil imaginarlo, al hablar con él, de cabeza rapada, pero asegura que en los noventa fue un seguidor entregado del hardcore más extremo. “Dicen que Green room es un thriller negro y de horror. Pero si me pregunta a mí, lo clasificaría como una película de guerra”, afirma el director. Y tiene razón: sus protagonistas deben huir de un encierro mortal. “Es mi homenaje y, a la vez, mi ajuste de cuentas con aquella época”. Green room es un filme violento, pero de “una violencia epidérmica comparada con Blue ruin, incluso con toques de comedia para bajar la tensión”. Ahora sólo tiene una obsesión: “Sacar todo el partido a las imágenes, saber contar historias mediante ellas”, y si se le pregunta que banda se llevaría a una isla desierta (quienes vean la película sabrán la razón), no duda: Black Sabbath. ¡Dios!
Series y las guerras del VOD. Este ha sido el año de las series, un apartado que la organización ampliará en el 2016. Y se han adelantado las líneas maestras de la guerra inminente del cine en Internet. Movistar explicó sus planes al principio del festival. Ayer lo hizo Wuaki.tv la plataforma de vídeo a la carta (VOD) en la red. Allí donde están todas las películas, o estarán. Incluidas las de Sitges. Todas las plataformas se preparan para la inminente llegada de Netflix. Posicionadas, como se suele decir. Jacinto Roca, fundador de la plataforma financiada por Rakuten, el Amazon japonés, explicó ayer, en Sitges, que su compañía está preparada para el desafío. La inquietud en el sector por la llegada de Netflix a España (el próximo martes, día 20 de octubre) no debe ser tal, asegura Roca. “Por el contrario, la experiencia en otros países, donde el vídeo a través de la red está más establecido que aquí, nos dice que la gente se apunta, en muchos casos a dos plataformas. Por 15 euros tienen todo el cine en sus manos”. En estos momentos en España existe, además de Wuaki.tv, otra media docena de plataformas, incluyendo Filmin, Movistar, iTunes, Nubeox, etcétera. La llegada de Netflix agita las aguas del negocio y los pone en alerta. Preparados para el combate, como si al final “solo pudiera quedar uno”, como decíamos de Los inmortales. Uno, o a lo sumo dos, según el líder de Wuaki.tv.