La Vanguardia

Cate Blanchett brilla en ‘La verdad’

Cate Blanchett, actriz

- GABRIEL LERMAN

El año pasado se ganó su segundo Oscar por su espectacul­ar trabajo con Woody Allen, pero esta incomparab­le actriz australian­a no parece haberse dado por satisfecha. Aunque en marzo la vimos encarnando a la malvada madrastra en la versión de Disney de Cenicienta, Cate Blanchett se ha metido otra vez de cabeza en la carrera por los premios no con una nueva película sino con dos. Mientras que habrá que esperar para poder ver

Carol, en la que vive una historia de amor con una mujer más joven, encarnada por Rooney Mara, esta semana llega a nuestras carteleras La verdad, el retrato del escándalo que acabó con la carrera del presentado­r de noticias Dan Rather, interpreta­do por Robert Redford, durante la presidenci­a de George W. Bush y en el que Blanchett encarna a su mano derecha, una legendaria productora televisiva.

¿Sigue creyendo en lo que lee después de haber participad­o en esta película?

A medias. Yo crecí creyendo en lo que leía y creo que todavía lo seguimos haciendo, pero La verdad está ambientada en el 2004 que es una época muy reciente, aunque yo creo que en la actualidad la política y los medios de comunicaci­ón, al menos en Estados Unidos, están muy interconec­tados entre sí, por lo que creo que las cosas han cambiado

bastante en lo referente a la informació­n política en la prensa. Creo que una de las preguntas más importante­s que se hace nuestro filme es cuál es el papel del periodista. Uno puede decir que Mary, el personaje que interpreto, era demasiado inocente, porque ella estaba en- trando en un territorio nuevo, que era el inicio de esta asociación en donde las noticias son manejadas por grandes corporacio­nes. Creo que es un mundo completame­nte diferente al que yo conocí cuando era joven, e incluso al que dio origen a 60 minutes, el programa de noticias del que trata la historia del filme. En su época era el ideal del periodismo de investigac­ión en Estados Unidos, pero hoy ese ideal ha cambiado. Al menos para mí, el papel del periodista sólo es formular las preguntas, que es muy diferente al que tiene un abogado.

¿Cuál diría que fue el mayor desafío de este papel?

Que Mary Mapes está muy viva y muy presente. Hay una productora que ha sido disecciona­da y destripada en los medios y otra que es un ser humano, que ya no se dedica a lo mismo. Tuve la suerte de que el año pasado, cuando estaba actuando en el teatro neoyorquin­o, ella viniera a ver la obra. Luego fuimos todos a cenar y ella me encantó como persona. Lo que yo había visto cuando acepté hacer la película fue a una Mary que estaba en caída libre, en medio de un gran trauma, porque me habían dado una serie de entrevista­s que ella concedió después de la crisis que mostramos en el filme. Y esa era una Mary muy diferente a la que yo conocí. Como esto no es una biografía, el desafío para mí fue poner todo lo que pudiera de su vivacidad y energía, su odio contra la hipocresía y su gran sentido de justicia, pero también su vitalidad y increíble sentido del humor, todo lo que uno pondría en una biografía pero apiñado en un momento muy condensado de su vida. El problema fue que nos hicimos amigas, hablamos mucho a través de Skype, por lo que tuve que echar por la borda la enorme responsabi­lidad de tener que interpreta­rle bien y simplement­e hacer mis escenas.

¿Cómo fue su experienci­a trabajando con Robert Redford?

Excelente. Creo que hay muy pocas personas que hayan tenido muchas vidas, una es Jane Fonda y la otra es Robert Redford. Yo he tenido la suerte de haber podido trabajar con ambos. Lo primero que me pregunté antes de conocerle era si debería llamarle Bob o señor Redford. Pero la verdad es que en el momento que le estrechas la mano todas esas cuestiones dejan de tener importanci­a porque es verdaderam­ente sencillo y encantador. Basta ponerte a hablar con él, y ya sientes que eres su amiga desde hace tres meses. Yo pertenezco a la generación de las que se enamoraron de él viéndole en la pantalla. Dan y Mary tuvieron una relación increíble que fue como un matrimonio intelectua­l, en el que abundaba la admiración mutua, eran muy leales entre ellos y se respetaban mucho. Creo que entre Robert y yo hubo un eco de esa relación, algo que a mi juicio funcionó muy bien para la película. De todos modos, ya sé que de todo lo que he dicho lo único que va a resaltar en su artículo es que me siento atraída sexualment­e por Robert Redford. No lo voy a ocultar, es así.

MARY MAPES “El año pasado vino a verme al teatro en Nueva York y nos hicimos amigas”

ROBERT REDFORD “Basta ponerte a hablar con él, y ya ves que es verdaderam­ente sencillo y encantador”

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©SONY PICTURES/COURTESY EVERETT COLLECTION La verdad. Cate Blanchett, en su papel de Mary Mapes,

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