No quieras correr tanto, que te la pegarás
La Cellera de Ter es un municipio de la comarca de la Selva de poco más de dos mil habitantes. El domingo pasado, los cadetes del Cellera CF jugaron en su campo contra los del Sant Gregori CF B un partido de la Segunda División territorial. El resultado final fue de 2 a 3 a favor de los visitantes. La parte jugosa del enfrentamiento no estuvo en el campo, sino en el acta que el árbitro, David Cabrera Vidal, redactó cuando se acabó. Hizo constar que en el campo había una bandera estelada que, según él, incitaba al racismo.
No me gusta escribir sobre política, porque no entiendo y porque me aburre, pero este caso va mucho más allá de lo que el diccionario define como “conjunto de teorías sobre el gobierno de la sociedad y de actividades prácticas relacionadas con la gestión de los asuntos públicos”. Por si se me había escapado algún detalle he abierto el balcón, me he apoyado en la barandilla y he observado las banderas estelades que hay en las ventanas y los balcones de los edificios de enfrente. Las
El virus UEFA ha llegado ya a la Segunda División territorial de cadetes
he mirado una por una y en todas he visto las cuatro barras rojas (los cuatro palos, según me recuerda a menudo Armand de Fluvià) sobre fondo amarillo. He observado también el triángulo azul, con la estrella blanca de cinco puntas en medio. ¿Dónde está el racismo? ¿En los palos rojos, en el fondo amarillo, en el azul del triángulo, en el blanco de la estrella? Yo no sé verlo por ningún sitio. Quizá tendré que pedir hora al oculista para que me gradue las gafas. U operarme de nuevo de cataratas, no sea que diez años después vuelva a ver borroso y no me haya dado cuenta.
En su página web, el Cellera CF colgó el mismo domingo una nota larga y contundente en la que explicaba que habían quedado perplejos y anunciaban que esperarían a ver qué decían las instancias superiores: “Hay que ver qué decidirá el Comité de Competición de la Federació Catalana de Futbol cuando lea el acta. Desde el club esperamos un toque de atención a este colegiado, que se extralimita en sus funciones y que va de salvapatrias (evidentemente de la suya, que debe ser inequívocamente la española)”. La sorpresa fue cuando al día siguiente –el lunes pasado– el árbitro Cabrera Vidal añadió un anexo al acta del día anterior donde dice: “Con respecto a las incidencias mencionadas en el acta del partido, decir que lo que vi detrás de la zona de banquillos es una bandera catalana, sin especificar si era independentista o no, y que me retracto de los comentarios posteriores”.
Queda claro que hay individuos que, viendo el percal, de arbitrar partidos de cadetes de Segunda División territorial quieren saltar a una poltrona de la UEFA por vía exprés. Y las cosas, me parece, no van así de rápidas. Antes tienes que haber lamido muchos más culos.