El profesor cosmopolita
La formación universitaria de maestros ha incorporado en los últimos años la enseñanza en lengua inglesa, para extender el inglés como lengua vehicular. Se trata de que los futuros docentes adquieran una “competencia comunicativa” en el aula. La lengua sirve para comunicarse: he aquí una frase hecha, aplicable hoy a muchos otros ámbitos. No obstante, tal vez no sea tan segura y a lo mejor no tan evidente.
¿Qué significa enseñar en inglés, más allá del léxico y la estructura gramatical del idioma? ¿Podemos enseñar en inglés sin consecuencias para la acción educativa, en su dimensión de experiencia personalizada y en su enfoque pedagógico?
Esta pregunta nos obliga a abrir otras cuestiones no reductibles a la función comunicativa y sí relativas a la actitud del docente contemporáneo, un docente abierto al mundo por mediación del idioma hegemónico que lo articula, el inglés.
David Hansen, del Teachers College de la Universidad de Columbia, plantea la cuestión cultural en un mundo globalizado defendiendo el concepto de cosmopolitismo. Según Hansen, todo educador debe adquirir, en su proceso formativo, una disponibilidad particular hacia el mundo que le rodea. Esta disponibilidad se traduce no tanto en una manera de ver el mundo como en un modo de habitarlo. ¿Cómo habita el mundo el maestro en un mundo global, de diferencias culturales y de sentidos entrecruzados, un mundo plurilingüe mediado por la lengua inglesa? El profesor cosmopolita no es el “multi” o “inter” cultural, no viaja todo el tiempo para conocer mundo: es más bien quien puede entender que el mundo supone maneras de abordarlo más allá de lo que siempre nos han enseñado, en una nueva invención del diálogo necesario entre lo heredado y lo imaginado. El maestro debe practicar una imaginación narrativa, entender otros relatos, singularizarlos, evitar cualquier uniformización respecto de lo que “ya se sabe”. El profesor cosmopolita no sabe nada para empezar, debe descubrirlo desde una apertura reflexiva hacia lo nuevo y una lealtad relativa hacia lo conocido. La globalización muestra el mundo en el que vivimos pero que no sabemos cómo habitar. La tarea de la educación consiste en ensayar formas alternativas, más cosmopolitas, de habitar el mundo. El inglés puede ser la bisagra ideal o el obstáculo inamovible: todo depende.