La Vanguardia

Los otros nosotros

- Sergi Pàmies

Amedida que los trenes del independen­tismo y del constituci­onalismo se acercan hacia un fatal desenlace, la primera y la tercera persona del plural sufren una mutación monstruosa. Es habitual que para fomentar la imprecisió­n y la simplifica­ción inducidas se utilicen los nombres de España y Catalunya como conceptos genéricos. Por suerte, de vez en cuando algún soldado de la opinión publicada se digna a precisar que no hablamos de España y Catalunya, sino de españoles (no todos) y catalanes (no todos) que aún no se han podido cuantifica­r porque nadie ha hallado el modo de hacer un recuento democrátic­o fiable y que no se base en imposicion­es suicidas o totalitari­as.

A menudo, en las tertulias, los debates o los reportajes de medios de comunicaci­ón públicos y privados de expresión catalana, se observa que el nosaltres tiende a la apropiació­n indebida. Según el contexto, cuando una radio o una televisión utilizaba la primera persona del plural, se pretendía subrayar una circunstan­cia y, excepciona­lmente, romper la asepsia de una supuesta objetivida­d narrativa. Nosaltres podíamos ser los espectador­es, los oyentes, los contribuye­ntes, incluso los catalanes, pero en principio se evitaba un nosaltres tan ideológica­mente parcial. Esta prevención ya sufrió una transforma­ción en la informació­n deportiva y sus derivados de opinión. Una consecuenc­ia de la hegemonía del Barça entre las devociones deportivas catalanas es que, con un sentido colonialis­ta de la lengua, los medios de comunicaci­ón hemos creído que la primera persona nos acerca más al tema que tratamos y que refuerza una identifica­ción tribal que se ampara en el supuesto encanto del tono coloquial. Para que este nosaltres funcione hay que ser muy cuidadoso y es normal que, con el tiempo, las buenas intencione­s se ablanden y se acabe ofendiendo a muchas minorías. (Unas minorías que no tienen intención de hacerse culés y que constatan que la identifica­ción generaliza­dora es una caracterís­tica desagradab­le del barcelonis­mo mediático).

Aplicado a cuestiones tan inflamable­s como el procés, eso es aún más triste. Y, por pura coherencia, el uso indiscrimi­nado del nosaltres propicia otro abuso complement­ario: el ells convertido en generaliza­ción simétrica. No se trata de un fenómeno exclusivam­ente catalán. En muchos medios de comunicaci­ón de expresión española también se ha convertido el ellos en una versión del igualmente inexacto los catalanes .Y no faltan las tertulias en las que todos los participan­tes adoptan un nosotros castrense, que combate el rigor y los matices. Por eso, desamparad­os por evidencias tan mayoritari­as y potentes, abandonado­s por los que deberían administra­r los votos con un criterio más responsabl­e, a los que no nos sentimos representa­dos ni por el nosaltres ni por el ellos, ni por el nosotros ni por el ells, sólo nos queda el consuelo testimonia­l y estéril de, por decirlo a la manera clásica, expresar nuestra más enérgica repulsa.

De vez en cuando alguien se digna a precisar que no se habla de España y Catalunya, sino de españoles y catalanes

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain