La Vanguardia

El día que Ricky se enamoró del aro

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

No fue Ricky Rubio. Fue la chaqueta metálica. No fue el errático base al que le tiembla la mano y no acierta con los tiros ni a la de tres, sino un percutor implacable que recordó a aquel niño que hizo debutar en la élite Aíto García Reneses con 14 años o a aquel cadete que con 16 le endosó 51 puntos a Rusia en la final del Campeonato de Europa. No fue el adulto con dudas, repleto de problemas físicos y taciturno. Fue el chaval alegre que repartía magia y apuntaba a crack durante más de una década. El jugador del Masnou (25 años) se enamoró por fin del aro en el Staples Center de Los Ángeles en la madrugada del jueves para conseguir su récord de anotación en la NBA. Metió 28 puntos, distribuyó 14 asistencia­s, resultó básico en la victoria de los Minnesota Timberwolv­es ante los Lakers de Kobe Bryant (111-112) y lo hizo en su primer partido de competició­n en más de siete meses.

“Estoy un poco oxidado”, reconocía hace unos días cuando jugó su primer encuentro de pretempora­da tras superar una grave lesión de tobillo. No se sintió bien, estaba cansado pero toda esa falta de forma quedó en el olvido desde el primer momento, desde el primer tiro acertado en el Staples. Era un día especial. Los dos equipos saltaron a la pista luciendo una camiseta de calentamie­nto que homenajeab­a a Flip Saunders, el entrenador de los Wolves fallecido recienteme­nte. “Él creyó en mí desde el primer día. Su pérdida nos ha hecho vivir unos días con mucho dolor pero creo que ante los Lakers él nos ha ayudado. Se ha ido pero estará siempre con nosotros. Hemos competido como él habría querido, hemos defendido como nunca, incluidos jugadores que no suelen hacerlo”, valoró el base catalán. Rubio se ha pasado el verano y lo que llevamos de otoño echándole horas. Con mucho pesar renunció a jugar el Eurobasket con España porque necesitaba poner a punto su maltrecho tobillo izquierdo. Estos meses ha tirado y tirado a canasta en solitario para intentar paliar su auténtico talón de Aquiles, la falta de puntería. “Me divierto jugando a baloncesto. Lo he echado de menos. He recuperado esas sensacione­s. He trabajado mucho para poder vivir este momento. He entrenado más el tiro y mis cosas”, reconoció.

Necesitaba hacerlo porque esta temporada vive bajo la presión que impone su megacontra­to. Desde este curso Ricky percibe 11,5 millones de euros por campaña y en el primer partido con estos emolumento­s, como se encargó de recordar el diario de Minnesota Star Tribune, va y se sale. De paso le impidió un regreso de cuento de hadas a una estrella de la dimensión mediática de Kobe Bryant. La figura de los Lakers volvía a las pistas más de nueve meses después, regaló a

Rubio jugó el mejor partido de su vida en la NBA al anotar 28 puntos contra Kobe Bryant, tras más de siete meses ausente

HOMENAJE PASIÓN “Me divierto jugando y lo echaba de menos; he trabajado mucho para volver a vivir esto” Ricky dedicó la victoria a Flip Saunders, su entrenador recienteme­nte fallecido

su público varias suspension­es que le hicieron meterse en el túnel del tiempo y anotó 24 puntos, pero se le vio sin chispa al final. Todo lo contrario que Ricky, que metió 9 puntos en el último cuarto, con cuatro canastas casi consecutiv­as que devolviero­n el mando del marcador a su equipo.

Se puede decir sin medias tintas que completó su partido más consistent­e en la NBA. Sin concesione­s al circo de manera estéril y sin perder casi balones. Enchufó dos triples, estuvo valiente y ambicioso en las penetracio­nes, dirigió al equipo de manera admirable y salió de los bloqueos para lanzar a media distancia en acciones que recordaron mucho el estilo de Tony Parker.

“Ha hecho un partidazo. Ha leído el juego a la perfección. Es un gran amigo mío y me alegro de que las cosas le vayan tan bien. Espero que haga una gran temporada. Se le ve que es el líder de su equipo”, le regaló los oídos el también exblaugran­a Marcelinho Huertas, ahora en los Lakers. Para el brasileño, que coincidió con Rubio en el Joventut y que heredó el dorsal 9 de Ricky en el Barça, el partido supuso su estreno en la NBA. Acabó con 2 puntos testimonia­les.

Pero Ricky no se siente ahora el líder de los Timberwolv­es. Siempre precoz, nunca se ha encontrado a gusto en ese papel. Él prefiere disfrutar en una pista. Y aunque ahora para él es el tiempo de la responsabi­lidad, cuenta al lado con dos veteranos que le van a descargar de llevar la voz cantante en el vestuario. “Mi función va a ser otra, sólo organizar el equipo en la cancha. Para ser los líderes del grupo ya están Kevin Garnett y Andre Miller”, señala.

Es una temporada crucial para Ricky y al final del camino están los Juegos Olímpicos de Río. En Londres 2012 no pudo estar por una grave lesión de rodilla que se produjo tras un choque… con Kobe Bryant. El choque esta vez fue favorable a Rubio.

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y canasta. Ricky Rubio dio un recital ante los Lakers, tanto en dirección de juego como en anotación. La lesión está plenamente
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JAE C. HONG / AP Bandeja y canasta. Ricky Rubio dio un recital ante los Lakers, tanto en dirección de juego como en anotación. La lesión está plenamente olvidada

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