Un ovni llamado Santos
El músico y performer lleva a Salt y el TNC ‘Patetisme il·lustrat’
Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es... Carles Santos. Un ovni que sobrevuela hace décadas con su música y sus performances el panorama teatral catalán y que de vez en cuando desciende a la tierra con montajes como Patetisme il·lustrat, que este viernes se estrena en Temporada Alta –en El Canal de Salt–y el día 19 llegará a la Sala Tallers del TNC. Un montaje con un pianista –él– sin piano, una percusionista sin instrumento de percusión, una bailarina sin suelo al que agarrarse y una actriz instalada en la incomodidad permanente y que sirve de voz del creador. Un genio, Santos (Vinaròs, 1940), que, por supuesto, ofrece una rueda de prensa extraterrestre para hablar de Patetisme il·lustrat, “una obra que no se puede explicar porque no sé si tiene cosas para explicar. Llegado el momento, se puede ver”, dice sin sonreír.
Nada más comenzar la rueda de prensa el director del Teatre Nacional, Xavier Albertí, le llama “maestro, ídolo y referente, clave en la aventura escénica de este país”. Y el director de Temporada Alta, Salvador Sunyer, señala que “este país ha sido extraordinariamente injusto con él”, entre otras razones porque “su trabajo va hacia donde debe ir la ópera hoy, pero en cambio los coliseos operísticos no le han encargado nada. Me cuesta entenderlo”.
“¿Qué llegada, no? Os habéis pasado”, dice con su divertida seriedad habitual Santos. Y empieza a no explicar su nuevo montaje. Por ejemplo, que no quema su instrumento favorito, protagonista habitual de sus obras, el piano: “No tiene ningún sentido, en los setenta estaba muy bien quemarlo, ahora no”. De hecho, esta vez ni siquiera hay instrumento en la pieza, aunque, apunta, “eso no quiere decir que ya no toque el piano, estoy en forma, ahora mismo podría asombrarles”, espeta con algo de euforia. Y sigue. “En la nueva obra no hay referencias de tipo social ni argumento. Soy de la escuela Brossa. Y soy viejo. En la obra no hago nada. Estoy y hago, pero si no hago no pasa nada. Es muy difícil no hacer nada. Ni toco el piano, ni canto, ni hablo. Recibo alguna provocación, alguna agresión, pero nada”.
Sobre la música dice que “es justita, justita”, apenas “dos cosas muy tímidas de los setenta, con el preeco de las cintas magnetofónicas, más interesante que el de ahora, tan limpio”. “¿Cuál es la música del siglo XXI?”, se pregunta. “No lo sabemos ni lo sabremos mientras haya músicos que cuando se va la luz no pueden tocar. En esta obra si se va la luz no pasa nada. Y si nos vamos todos nosotros, tampoco”.
Dicho lo cual, subraya que está “explicando cosas así para que pase el rato” y que él haría “las ruedas de prensa al revés, cuando ya haya pasado todo”. En cualquier caso, advierte que el patetismo del título de la pieza “está referido a mí y lo consigo en algunos momentos. Lo que pasa es que en ese ámbito hay mucha competencia”. Y concluye fuerte: “La poca gente que ha venido a los ensayos nos ha animado, pero no necesitamos que nos animen, lo tenemos todo muy claro”, sonríe esta vez. Tras la performance para la prensa, Xavier Albertí le despide por las nubes: “Ha hecho óperas como Asdrúbila y Ricardo i Elena, tiene un conocimiento profundísimo de lo que es la ópera contemporánea. Que el país no sea burro y lo sepa aprovechar. Genios como Santos hay pocos”.
Albertí y Sunyer denuncian que Catalunya no ha sabido aprovechar el genio de Carles Santos