El artista que tutea a la roca
EL ESCALADOR CALIFORNIANO, AUTOR DE LAS VÍAS MÁS DIFÍCILES DEL MUNDO, PROFUNDIZA EN EL PSICOBLOC: CORONAR ACANTILADOS SIN PROTECCIÓN ALGUNA
A sus 17 primaveras, Chris Sharma se dio cuenta de lo efímera que puede ser la felicidad. A esa edad ya era el mejor del mundo de su categoría, pero se rompió el ligamento de una rodilla y se percató de que mejor no fiar su bienestar a una sola cosa, en su caso a la escalada en roca. “Fui consciente de que en un minuto se puede acabar todo. Después de procesarlo, me fui a la India, a Dharamsala, a hacer un curso con el Dalai Lama, y luego emprendí un peregrinaje de 1.400 kilómetros por Japón”, cuenta Sharma, cumplidos los 34 años, en uno de sus nuevos proyectos, el rocódromo que inauguró la semana pasado en el barrio del Poblenou, en Barcelona.
Sharma profundizó durante esa etapa en el budismo, la doctrina filosófica y religiosa de la que ya eran seguidores sus padres. “Entonces estaba muy metido en la meditación y el yoga, buscaba entender quién era... A los 14 años ya era un deportista profesional que lo había ganado todo”, comenta Sharma, nombre en sánscrito que adoptaron sus progenitores al casarse. De hecho, hay quien dice que encaramarse por paredes de vértigo exige tal nivel de concentración, de fijar la mente únicamente en la roca, que se acerca a un estado meditativo. “A mí lo que me importa es tener buenas sensaciones cuando escalo, estar conectado con el entorno, eso te lleva a tener experiencias más profundas”, añade quien ha sido el pionero en la apertura de las rutas de mayor dificultad del mundo. En su currículum figura ser el primero en conseguir rematar, en el 2001, una vía clasificada como 9A+, entonces la de mayor grado del planeta. Bautizada como Realization, está en Francia. Le siguieron, en el 2008, Jumbo Love ,enel desierto de Mojave (California), considerado también el primer 9B, y en el 2013 se trabajó y culminó junto a Adam Ondra, en Oliana (Alt Urgell), La Dura Dura (9b+), que como su nombre indica era la más compleja y salvaje.
Creció en la localidad californiana de Santa Cruz, un paraíso para los hippies y también para los surfistas, como su padre, pero se enamoró de la escalada y recorrió América, Europa, Asia... en busca de paredes exigentes y seductoras. De los tepuys de Venezuela a los acantilados marinos de Mallorca, donde se ha zambullido en la modalidad del psicobloc, nombre acuñado por su amigo Miquel Riera. “El psicobloc es un terreno virgen, un lienzo en blanco que cada uno interpreta como quiere”, subraya. Se trata de escalar sin cuerda sobre el mar a alturas de hasta unos 20 metros; si caes, el agua amortigua el golpe. También en esta especialidad es el número uno como demostró culminando un perfecto arco de roca, Es Pontàs (9A), sobre el Mediterráneo mallorquín.
Sharma, acostumbrado a pasar horas y horas en plena naturaleza, asegura que le apetece salir de su zona de confort y consolidar su nueva faceta de emprendedor con la puesta en marcha del rocódromo del Poblenou, apoyado, eso sí, por su larga lista de patrocinadores. “Yo no fui a la universidad, estudié en la escuela de la vida, viajar enseña mucho... A los 16 años ya recorrí Francia haciendo autostop con Tommy Caldwell”, relata en un correcto castellano que practicó durante los cerca de seis años, con idas y venidas, que vivió en el pueblecito leridano de Sant Llorenç de Montgai, donde conserva casa, y desde 2013 en Barcelona. Considera que Catalunya es la capital mundial de la escalada y aquí tiene actualmente dos proyectos en marcha, uno en Margalef (Priorat), donde pretende firmar una vía 9B+, y otro en Oliana, donde empujará más sus límites hasta un 9C, inédito hasta el momento.
Pero ahora toca compaginar las vertiginosas salidas a la montaña con la faceta de empresario: “Estoy abierto a retos diferentes, a lo desconocido, me gustaría convertir este rocódromo en punto de referencia internacional. También quiero involucrarme con el barrio, ofreciendo a los niños más vulnerables la posibilidad de escalar. A mí la escalada me lo ha dado todo”, asegura.