La Vanguardia

Revolución inoperante

La batalla táctica que trató de plantear Sergio acabó con un Espanyol inofensivo que cayó por la mínima

- RAMÓN ÁLVAREZ

El Espanyol vuelve a caer ante el Atlético de Madrid con un marcador más digno que el juego exhibido, facilón e inocente pese a la intención de su entrenador, Sergio González, de sorprender a su colega Diego Simeone con una batalla táctica que resulta fallida.

Experiment­o fallido, y van... El Espanyol volvió a caer en el Calderón con un marcador más digno que el juego que mostró, inocente e inofensivo pese a la intención de Sergio de sorprender a Simeone con una batalla táctica que nunca existió. Podía haberse limitado el técnico españolist­a a cambiar hombre por hombre y elegir entre Cañas y Abraham para sustituir al sancionado Víctor Sánchez y presentar su juego habitual, pero quiso ir mucho más allá revolucion­ando su esquema habitual para no jugar a nada y caer ante un rival que tampoco fue un prodigio. Que el Espanyol acabase provocando más faltas que el Atlético y viese todas las amarillas del partido ya dice mucho de cómo fue el duelo.

De entrada apostó Sergio por Abraham para cubrir la baja de Víctor, pero en lugar de situarlo junto a Diop en la medular de la línea del centro del campo dispuso un rombo, con el senegalés como único pivote por delante de la defensa y tercer central cuando su equipo tenía el balón y con Abraham en la punta de lanza, tratando de dar libertad a Marco Asensio para moverse en busca de balones. Algo así como lo que ya hizo en San Mamés, un partido que el técnico parece tener idealizado pese a que se saldó con otra derrota. Como allí, ayer también empezó perdiendo con un gol tempranero, pero el Atlético no se dejó ir, como sí hizo el Athletic Club.

El problema fue que sus hombres se adaptaron de forma desigual al experiment­o. Si por la banda izquierda Fuentes se incorporó sin dudarlo al ataque y Víctor Álvarez estuvo bien en las ayudas jugando como interior, en la banda derecha no se dio esa simetría: ni Javi López ejerció de extremo más pendiente de bregar con Koke y Filipe Luis ni Hernán rindió a su mejor nivel desde el interior. Por otra parte, tampoco se puede decir que Abraham aprovechas­e la oportunida­d que el técnico le dio contra pronóstico en una posición en la que se hartó de correr de arriba abajo sin llegar a dirigir el juego de su equipo. Ni que Caicedo se sintiese cómodo en ese sistema, ya que también dedicó el partido a afanarse en bajar a buscar balones.

En cualquier caso, ese baile de sillas en que se convirtió ayer el juego del Espanyol acabó desconcert­ando más a sus protagonis­tas que al rival, que se limitó a hacer su juego con su esquema habitual y un once en el que recuperaba a Juanfran y Torres dejaba de entrada su puesto a Vietto. La víctima atlética del partido fue Tiago, que se rompió la tibia.

Aparte de correr, presionar y realizar ese juego tosco que tan bien sabe rentabiliz­ar, el Atlético necesitó poco para doblegar al Es- panyol. Se encontró el gol en una gran acción de Óliver, que burló a Fuentes, y mejor remate de Griezmann, que hizo lo propio con Roco. Y con el gol en el marcador desde el minuto 3 no tuvo más que seguir a la suya para cerrar el partido sin problemas, ya que el Espanyol no consiguió crear ni una ocasión.

Y eso que Sergio trató de reaccionar cuando confirmó que su experiment­o resultaba fallido. Al arranque del segundo tiempo, el técnico deshizo el invento, sacó a Cañas por un renqueante Diop y sentó también a Abraham –ya se verá cuándo vuelve a jugar– para alinear a Gerard en busca de una pólvora que su equipo no tenía. Ya a la desesperad­a, en la recta final volvió a recurrir a Mamadou. Eso sí, sin cambiar su dibujo.

Pero ni así consiguió el Espanyol llegar con claridad al área de Oblak. Al contrario, porque el Atlético perdonó el segundo en una doble ocasión de Griezmann y Vietto al inicio de ese segundo tiempo en la que Pau fue providenci­al, como lo volvió a ser en un disparo de Óliver en el 62. Aunque fueron Godín y Torres, que salió en ese período, quienes estuvieron más cerca de matar el partido. El primero al cabecear un balón al palo y el segundo al disparar también a la madera.

En el añadido, Pau volvió a frustrar las ocasiones locales con un paradón a disparo de Thomas, otro de los hombres de refresco que se permitió Simeone sacar al campo en sustitució­n de Vietto.

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DANI DUCH El argentino Vietto dispara ante la oposición del españolist­a Roco desde la frontal del área de Pau

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