La Vanguardia

Representa­ción fragmentad­a

- Jordi Sauret

La combinació­n entre crisis económica y sus consecuenc­ias en recortes sociales y empobrecim­iento de la clase media, junto a la percepción de agotamient­o del modelo autonómico y su derivada máxima de demanda de un Estado catalán independie­nte, más el conocimien­to de casos de presunta corrupción, ha tenido una traducción electoral evidente en el último ciclo electoral, y la encuesta que hoy publica La Vanguardia constata que en caso de celebrarse nuevas elecciones sin bloques unitarios, el escenario quedaría otra vez alterado.

En la medida que CiU (19782015) como formación hegemónica del catalanism­o político de amplia base social ha desapareci­do, de celebrarse una nuevas elecciones Convergènc­ia pugnaría con ERC por el liderazgo del catalanism­o político ahora con la independen­cia como horizonte estratégic­o, y Unió seguiría teniendo serias dificultad­es para lograr representa­ción parlamenta­ria. Por el contrario, ERC con Oriol Junqueras estaría en condicione­s de superar a CDC en el liderazgo del nuevo catalanism­o político. Y para completar el cambio en el espacio soberanist­a, durante estos años de crisis se ha consolidad­o una nueva fuerza, la CUP, que combina independen­tismo con posiciones de extrema izquierda. El espacio nacionalis­ta se presenta fraccionad­o en tres grupos a veces antagónico­s.

También el otro gran espacio que se articulaba en torno al PSC se ha fraccionad­o, dejando a este partido sin posibilida­des de ser alternativ­a de gobierno, pues como indican los datos, por un lado compite con una nueva formación como es Catalunya Sí que es Pot, que integra la antigua ICV (partido que en términos electorale­s ha desapareci­do) y Podemos, que nació para canalizar el malestar del 15-M a nivel estatal. Pero a la vez, el PSC también está atenazado por C’s, y el debate soberanist­a le perjudica en su estrategia de tejer alianzas.

Finalmente, la encuesta también constata como el PPC ha reducido de forma drástica su nivel de representa­ción, para verse superado por otra nueva formación que se ha consolidad­o en el último ciclo electoral, caso de C’s, que ocupa el espacio de potencial crecimient­o para el PPC, pero va mucho más allá, y bajo la noción de “regeneraci­onismo” entra también en competenci­a con el PSC-PSOE.

Todo ello describe una sociedad que fragmenta su representa­ción política, donde nadie tiene la hegemonía, pero sí con cambios de liderazgos intrabloqu­es. Y en caso de no presentars­e JxSí, supondría un Parlamento con partidos de magnitudes más similares entre ellos, lo que obligaría a establecer pactos aun más poliédrico­s para gobernar.

Con estos resultados, hoy el independen­tismo concentrar­ía el 45,4% de los votos de un hipotético nuevo Parlament (-2,4% que ahora) y algún diputado menos, pero sigue siendo la minoría mayoritari­a que tiene fuerza para plantear un pulso al Estado, aunque necesita, para ganarlo, a quienes quieren cambios significat­ivos en el modelo de relación entre Catalunya-España sin llegar a la independen­cia. Este es el complicado escenario que nos describe la encuesta dos meses después de las elecciones del 27 de septiembre.

Lo mismo que el del PSC, el espacio nacionalis­ta se presenta fraccionad­o ahora en varios grupos, a veces antagónico­s

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