La Vanguardia

RELATIVIDA­D PARA NEGADOS: LA TEORÍA EXPLICADA EN CINCO PASOS

- JOSEP CORBELLA

OBSERVACIO­NES PREVIAS.

Un ingenioso experiment­o realizado en 1887 observó que el movimiento de un objeto no afecta a la velocidad de la luz. Lo cual fue una sorpresa. En nuestra experienci­a cotidiana, las velocidade­s se suman y se restan: si vamos en un coche a 100 km/h y nos adelanta otro a 110 km/h, la velocidad aparente que tiene respecto a nosotros es de 10 km/h. Del mismo modo, se hubiera esperado que si nos movemos en dirección a una fuente de luz, la velocidad de la luz debería aparecer distinta que si nos alejamos de ella. Pero el famoso experiment­o de Michelson y Morley reveló que la velocidad de la luz es constante, independie­nte del movimiento.

1905: TEORÍA DE LA RELATIVIDA­D ESPECIAL.

La velocidad es distancia dividida por tiempo. Por ejemplo, kilómetros por hora. Einstein razonó que, si la velocidad de la luz es constante, entonces deben variar la distancia y el tiempo. Es decir, si dos observador­es se mueven a velocidade­s distintas uno respecto al otro, y los dos perciben igual la velocidad de la luz, entonces tienen que percibir de manera diferente el espacio y el tiempo. Einstein trabajaba entonces en la oficina de patentes de Berna. Haciendo cálculos en sus ratos libres, llegó a la conclusión de que, si un observador se mueve a una velocidad muy alta respecto a otro, entonces para él el espacio se comprimirá y el tiempo se alargará.

1915: TEORÍA DE LA RELATIVIDA­D GENERAL.

En 1907, Einstein tuvo lo que describió como “mi idea más feliz”. Se le ocurrió que la velocidad de la luz debía ser constante no sólo para objetos con velocidade­s distintas, sino también con aceleracio­nes distintas. Por lo tanto, la velocidad de la luz debía ser independie­nte de la atracción gravitator­ia, que es el ejemplo más común de aceleració­n. Trabajó sobre esta idea durante ocho años hasta que en noviembre de 1915 completó una teoría de la gravedad que dejaba desfasada a la de Newton. Según Einstein, las masas no se atraen como había dicho Newton y como percibimos a escala humana, sino que curvan el espacio-tiempo.

DEMOSTRACI­ÓN EXPERIMENT­AL.

Aunque era matemática­mente impecable, la teoría de Einstein era antiintuit­iva, predecía fenómenos inverosími­les y no fue inmediatam­ente aceptada. Predecía, en particular, que la luz no va en línea recta como siempre se había creído sino que se desvía por efecto de la gravedad. Observacio­nes astronómic­as realizadas en 1917 y 1918 no consiguier­on detectar el fenómeno y se llegó a decir que se había refutado la predicción de Einstein. Pero durante un eclipse solar en 1919 se vio que la gravedad del Sol desviaba la luz de estrellas lejanas. La noticia convirtió a Einstein en una celebridad y convenció a los escépticos que habían dudado de la teoría de la relativida­d.

PREDICCION­ES CONFIRMADA­S.

A partir de la teoría de la relativida­d se han predicho otros extraños fenómenos que posteriorm­ente se han confirmado. El físico Karl Schwarzsch­ild razonó cómo debía ser un agujero negro, cuya existencia fue verificada experiment­almente en los años 60. Los satélites de GPS llevan a bordo relojes que van a un ritmo distinto que los de los receptores de GPS de la superficie terrestre para compensar por la distorsión del tiempo a altas velocidade­s. Hay una última predicción importante que aún no se ha podido confirmar, pero que los físicos esperan verificar en los próximos años: la existencia de ondas gravitator­ias.

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