¿Demasiado bien?
Desorientado cuando todo va bien, el barcelonista con tendencia a la melancolía, aunque cada vez más minoritario, rebusca en su interior hasta hacerse preguntas que le provoquen inquietud de forma gratuita. La que sigue a continuación ha ganado espacio en los últimos días: “¿No estamos demasiado bien demasiado pronto?”. En principio la observación parece propia de una mente retorcida, lanzada preventivamente por alguien a quien una bonanza tan desproporcionada, con el equipo bordando el fútbol en todos sus registros y con las oficinas disfrutando de una tregua de conflictos extradeportivos (hasta el punto de que la FIFA azuza ahora al Madrid), le huele a chamusquina.
Huelga decir que no hay nada de malo en que el Barça vaya como un tiro a punto de meterse en diciembre, entre otras cosas porque las temporadas se diseñan en función del calendario y en el de Luis Enrique se subrayó una cita, el Mundial de clubs, cuya final se celebrará el 20-D. Las preparaciones físicas se organizan con puntas de rendimiento a lo largo del año, y es evidente que ahora la plantilla está en uno de esos momentos álgidos con la mente puesta en Yokohama.
Tiene cierta lógica (no la de los supersticiosos, sino la de los entendidos) alertar sobre los peligros del bajón que llegará a principios del 2016 (siempre sucede) y poner como ejemplo que no hay que seguir el del Real Madrid de Ancelotti, que se comía el mundo hace un año e inició un descenso del que aún no se ha recuperado, pero hay que relativizar la comparación. Primero, porque Ancelotti hacía jugar siempre a los mismos y se le agotaron, y segundo, porque al equipo blanco se le rompió Modric y se desmontó, mientras que el Barça ha demostrado ya que puede sobreponerse incluso a la baja de Messi.