La Vanguardia

MUGURUZA GARBIÑE

“Serena Williams ya me siente como una amenaza”

- JOAN JOSEP PALLÀS RAMÓN ÁLVAREZ

Ella no ha cambiado: la misma sencillez, la misma simpatía, la misma paciencia, esa breve reflexión y el déjame pensar a la hora de echar la vista atrás evidencian­do que no sigue ningún guión ni tiene respuestas de trámite... Lo que sí ha cambiado es todo lo que se mueve a su alrededor: la gente que se gira a mirarla por la calle, la que cuchichea sobre su altura al verla al natural, la que te recrimina no haberla podido saludar teniéndole a mano. En apenas una temporada, Garbiñe Muguruza (22 años) ha crecido como tenista y se ha convertido en un personaje admirado, ese ejemplo de superación y humildad que solamente alcanzan algunos deportista­s.

Vino a La Vanguardia a inicios de la pasada campaña, tras conquistar su primer torneo y la aspiración de alcanzar el top20. Ahora vuelve como número 3, con el Premier de Pekín en su palmarés y acaba de disputar su primer Masters de Singapur en el cuadro individual. ¿Cómo ha vivido este gran salto? La verdad es que todo ha ido muy rápido. Siempre sabes que existe esa posibilida­d de dar ese gran salto adelante y siempre lo debes tener en cuenta y trabajar para ello, porque si no lo haces nunca sucedería. Estoy muy contenta de que todo haya ido de esta manera, es lo que todo el mundo quiere cuando compite en un deporte como el tenis.

Echando la vista atrás, ¿con qué partido o con qué momento se queda? Hay muchos momentos, porque ha sido un año larguísimo y complejo. Como partido me quedo con los octavos de Wimbledon contra Kerber, un partido durísimo de casi tres horas, que marcó mi evolución en aquel torneo. También recuerdo el de Lucic-Baroni en Pekín. Son partidos clave, de esos que te acaban haciendo jugar un buen torneo. Partidos en los que no estás cómoda y consigues sacarlos. Y quizá de los que acabas estando más satisfecha, aunque no sean vistosos para el espectador.

¿Y la final de Wimbledon con Serena Williams? ¿No estaría entre esos partidos del año? Más que un partido eso fue un regalo. Me siento afortunada de haber sido finalista allí y de poder haber jugado esa final con la mejor tenista de la historia. Cuando piensas con quién querrías jugar la final de un Grand Slam siempre quieres hacerlo con la mejor, y en estos momentos es ella.

¿Serena es aún insuperabl­e? No, no lo es. Es buena, pero se le puede ganar, aunque deben conjuntars­e una serie de factores. Dar tu mejor juego y que ella no lo haga. Aunque haya perdido pocos partidos este año ya se ha visto que también es humana. Yo la gané una vez. A ver cuándo vuelvo a conseguirl­o.

¿Cree que Garbiñe Muguruza ya es una amenaza para ella? Siempre que jugamos los partidos son muy disputados, así que estoy convencida de que sí, de que ella también siente en mí una amenaza. Yo le tengo un respeto inmenso y en la pista ella me demuestra lo mismo. Mantenemos una relación curiosa.

Dicen que en el deporte, como en la vida, se aprende tanto de la victoria como de la derrota y su gran temporada también ha tenido altibajos. ¿Qué ha aprendido de ellos? Este año ha habido momentos de todo tipo. Los altos han sido muy altos y los bajos también han sido muy bajos. Y creo que esos momentos de bajón son muy necesarios. De todo lo que pasa debes aprender y estoy segura de que el año que viene, cuando pasen cosas, cuando lleguen las decepcione­s, sabré cómo afrontarla­s y también qué debo evitar. El aprendizaj­e es continuo.

Pasó una mala racha y cambió de entrenador... Los resultados han acabado demostrand­o que fue una decisión acertada. ¿Fue también meditada? Yo lo veo como un cambio natural, porque llega el momento en que lo necesitas. Con Alejo Mancisidor he llegado adonde estoy, esto se lo debo a él, pero llega un momento en el que precisas nueva informació­n, nuevos aires. Cuando lo has oído todo en una persona, porque llevas diez años trabajando con ella, es necesario tener un nuevo mensaje. Quería tener una experienci­a con alguien que hubiese llevado gente que ha estado ahí arriba, que haya dado el paso que yo quiero dar, y encontré a Sam Sumyk.

¿Es más un cambio de mentalidad que de preparació­n? Sí, porque en los entrenamie­ntos no ha habido grandes cambios. Cada entrenador tiene una manera distinta de trabajar, pero hemos considerad­o que debía seguir igual, porque llevo una buena progresión. Sí añadir esos detalles que marcan la diferencia e incidir en alguna cosa de forma más específica.

¿Cuál es ahora su prioridad? ¿Mantener el ranking? ¿Dar un paso más adelante? ¿Ganar algún torneo más? Eso lo tengo clarísimo: la prioridad es lidiar con toda la presión mediática, con todo lo que me está pasando. Más incluso que ganar un torneo. Porque ya no voy a ser esa Garbiñe que parece que juega bien y puede hacer muchas cosas, sino la Garbiñe que debe ganar.

¿Y eso cómo se entrena? Siempre trabajamos mucho el tema mental. Es de lo primero que hablamos e invertimos mucho tiempo en ello. Es quizá lo más difícil, enseñar a alguien cómo se compite, cómo se juega una final. Es algo que tienes que ir aprendiend­o por ti mismo reflexiona­ndo mucho sobre ello.

¿Cree que se generaron muchas expectativ­as sobre su victoria en Singapur? En el deporte es normal que el aficionado ansíe que pasen cosas, que lleguen victorias, tener una nueva estrella... Pero eso no es nada fácil. Hay que aspirar a ello siempre, como el aficionado, y no frustrarte en la derrota.

¿Un reto para la próxima temporada? Me hace especial ilusión jugar unos Juegos Olímpicos, porque nunca lo he hecho. En el tenis no es como en otros deportes, porque no los afrontas como una competició­n a vida o muerte. Tienes los grandes torneos que pueden ser incluso más importante­s, pero yo me muero de ganas de jugarlos. En el cuadro individual, junto a Carla Suárez en dobles... Más allá de eso, que es un reto concreto para el próximo año, me gustaría ganar lo que a todos los tenistas: un Grand Slam o cualquier torneo grande.

En su formación, en el tenis español ha tenido más referentes masculinos que femeninos, porque tanto Arantxa como Conchita le quedan lejos. Es cierto que yo no he visto jugar ni a Arantxa ni a Conchita. No las recuerdo. A veces bromeo con Conchita cuando le digo que me ponga algún vídeo suyo y le pregunto si no le parece muy antiguo. Lo del tenis masculino ha sido espectacul­ar, un locura irrepetibl­e. Pero ahora estamos las chicas: Carla, yo, las jóvenes que vienen por detrás... Imagino que esto va por ciclos y ahora viene el nuestro. Ojalá.

¿Echa de menos el torneo femenino de Barcelona? Me encantaría volver a jugarlo, porque cuando vamos a Madrid se nota tanto que estás en casa... Lo jugué cuando tenía 14 años y después otra vez. Reconozco que se me haría extraño, pero sería un sueño.

LA NÚMERO 1 “Serena es la mejor, pero estoy convencida de que se le puede ganar, a ver si consigo volver a hacerlo” NUEVO TÉCNICO “Con Alejo Mancisidor he llegado adonde estoy, esto se lo debo a él, pero necesitaba un cambio”

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Muguruza, en la Diagonal
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CÉSAR RANGEL La tenista reflexiona antes de dar una respuesta

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