La Vanguardia

A vueltas con las sedes Barcelona

El número de empresas que se van de Catalunya es similar a años anteriores pese a los casos sonados de Derby, Vall Companys o Suez

- EDUARDO MAGALLÓN

El reciente traslado a Madrid de la sede social de Derby Hoteles, la holding del presidente del Gremi d’Hotels de Barcelona, Jordi Clos, ha reavivado el debate sobre la marcha de empresas y las razones que están detrás de ello. El hecho de que ésta se haya producido unos meses después de que el grupo cárnico Vall Companys y Suez Environeme­nt hayan seguido el mismo camino, ha suscitado la cuestión de si el proceso soberanist­a abierto en Catalunya es la explicació­n para tales cambios. En esta línea, la última nota del Cercle d’Economia –que asegura que la declaració­n de inicio del proceso hacia la independen­cia del Parlament “ha tenido efectos negativos desde el minuto uno”– abonaría esta tesis.

Pero el fenómeno no es nuevo. No es la primera vez que Catalunya se enfrenta a este tipo de situacione­s. En los 80, el proceso de concentrac­ión en el mundo de las grandes empresas españolas ya propició la marcha de compañías. Madrid concentra la práctica totalidad de las institucio­nes reguladora­s y esto obliga a las empresas de un tamaño relevante (como las de servicios) a estar muy cerca de esos organismos. O a las constructo­ras, muchas de las cuales tuvieron que abrir filiales en la capital española para acceder a licencias y contratos procedente­s de la administra­ción.

Tampoco es nuevo que desde la segunda mitad de los noventa, la competenci­a entre comunidade­s autónomas en materia fiscal (con Madrid a la cabeza en cuanto a rebajas y Catalunya a la cola) ha sido un polo de atracción para las grandes fortunas. En este aspecto, es relevante señalar que tanto en el caso de Jordi Clos como en el de la familia Vall Companys, los traslados de la sede social han coincidido con movimiento­s de sucesión generacion­al en lo que son empresas familiares (factor que es determinan­te a la hora de cumplir con Hacienda).

¿Es el actual proceso político que vive Catalunya el detonante de una nueva oleada de cambios empresaria­les? Expertos preguntado­s indican que las consultas a los bufetes de abogados han aumentado en los últimos meses. Y que, fiscalidad aparte (Catalunya no es hoy competitiv­a en esta materia y sus maltrechas finanzas la condiciona­rán por un tiempo) una eventual salida del euro también preocupa. Artur Mas y la coalición que lo arropa, Junts pel Sí, nunca se han planteado esa salida. Pero las negociacio­nes con un partido como la CUP despiertan cierto recelo.

Dicho todo esto, el actual proceso político catalán no ha evitado, por ejemplo, que una empresa como Easyjet acabe de abrir su sede operativa para España en Barcelona, después de haberla cerrado en el 2012 en Madrid. Como también es cierto que Madrid también tiene sus “fugas”, como la de Coca-Cola, a Londres, reflejo también de un grado de concentrac­ión superior. Y que, en último término, como no se cansa de reclamar el conseller de Indústria, Felip Puig, la marcha de la sede social no implica el traslado de la actividad ni de las plantillas. Que siguen en Catalunya, una economía que, en el marco de la recuperaci­ón general, sigue siendo de las más dinámicas. Para Puig, como para la administra­ción catalana, el debate sería fruto de la intenciona­lidad política de determinad­os sectores. En la misma dirección se expresaron el viernes las patronales Foment del Treball y Pimec: “No hay fuga de empresas”.

Uno de los principale­s problemas para determinar la objetivida­d del debate son las estadístic­as. El informe de la agencia de rating Axesor, cuyas cifras esgrimen los partidario­s de la existencia de esa “fuga”, refleja una pérdida de empresas en Catalunya año tras año. ¡Pero lo mismo ocurre, e incluso a veces a una velocidad superior, en el caso de Madrid!

Las fuga de empresas de Madrid (1.233 en media anual) hacia otros territorio­s ha sido siempre superior a la de Catalunya (848 en media anual) en el periodo 2008-2014. De enero hasta mediados de noviembre han dejado Catalunya 683 empresas, menos que el año pasado. Además, teniendo en cuenta que hay más empresas en Catalunya que en Madrid, las cifras muestran que en el 2014 abandonaro­n la comunidad catalana un 0,38% de las empresas mientras que en Madrid el porcentaje se elevó al 0,66%.

Tampoco el principal gabinete de estudios económicos español, el BBVA Research, lo aclara: “No existen datos que puedan acreditar esa situación” afirma el economista de BBVA Research, Rafael Doménech. E incluso Ángel de la Fuente, jefe de Fedea, el principal think tank académico español, y una persona nada sospechosa de simpatizar con el soberanism­o, tampoco abunda en la tesis de la fuga de empresas. “No es trascenden­te”.

Algunas de las grandes empresas ubicadas en Catalunya han preparado informes sobre cómo debería llevarse a cabo un hipotético proceso de cambio de sede pero siempre desde el punto de vista teórico. Es uno más de los informes que elaboran esas empresas sobre cuestiones de actualidad que en la mayoría de los casos acaban olvidados en el cajón.

Mientras el Cercle alerta de huidas de empresas, las patronales lo niegan

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LV Vall Companys es una de las primeras industrias cárnicas de Catalunya

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