La Vanguardia

“¿Cómo llego al médico a tiempo en Granollers?

Usuarios desesperad­os esperaban en los andenes un tren o un autocar que los llevara a su destino

- Cerdanyola del Vallès PALOMA ARENÓS

El caos, la desinforma­ción, la desesperac­ión, la impotencia y la espera. Mucha espera. Son los ingredient­es del cóctel que vivieron ayer miles de pasajeros de las líneas de cercanías R2 Norte, R11 y parte de la R8 de Renfe a causa del robo de 360 metros de cobre, entre las estaciones de Mollet-Sant Fost y Santa Perpètua de Mogoda. Los retrasos, en la hora punta de la mañana, llegaron hasta los 60 minutos de media, especialme­nte en las R2 y R11 y obligaron a hacer transbordo en autobús por carretera en la línea R8, desde la estación de Cerdanyola Universita­t hasta Granollers Centre.

En la estación de Mollet-Sant Fost, decenas de pasajeros se agolpaban en el andén, con caras largas. Los móviles echaban chispas. La consulta del reloj era una constante. “Llevo más de 40 minutos esperando y en un principio nos han informado muy poco desde Renfe. Solo nos han dicho que había problemas por actos vandálicos. Suerte que con las redes sociales enseguida te enteras y ya he visto lo del robo de cable. Tenía que ir hasta Martorell por trabajo y estoy desesperad­o porque no tengo muchas alternativ­as. No tengo coche”, explicaba Albert Sánchez, preocupado. Otro joven, Òscar, tiene que ir a trabajar a Terrassa y se plantea coger un taxi para llegar a tiempo, si consigue que su empresa se lo pague como gasto. “Voy a negociar”.

Otros usuarios de estaciones como la de Montcada i Reixac consultaba­n por Twitter a Renfe cómo podían tramitar la reclamació­n y si los viajeros afectados podrían cobrar una compensaci­ón económica porque los incidentes viarios les afectaba su jornada laboral. Anna Rius, que tenía que estar cerca de Sants a las 9.15 horas llegó pasadas las 10.30 horas y lamentaba que tendría que recuperar el tiempo perdido por culpa de la avería “trabajando más horas”. Renfe confirmó que al ser una avería ajena a la compañía, no habría ningún tipo de compensaci­ón para los pasajeros. Para llegar en tren a Cerdanyola-Universita­t desde el Vallès Oriental, Renfe aconsejaba parar en Montcada, caminar unos metros y cambiar de línea en Montcada i Reixac-Manresa.

A medida que la mañana de ayer avanzaba, la tensión y la incerteza inicial se iban disipando. Pasadas las 10, Renfe habilitó autobuses que conectan la parada de la Universita­t Autònoma de Barcelona con la capital del Vallès Oriental. Cuando faltaban pocos minutos para las 11 de la mañana, el bus salía hacia su destino. En paralelo, llegaba un tren procedente de Martorell de la línea C8. El convoy descargaba decenas de estudiante­s. Se les veía bastante relajados. ¿No os ha afectado el corte de la línea? “No porque venimos de Martorell, el tramo que funciona con normalidad. Los que vienen de Barcelona son los que tienen problemas para llegar hasta la uni”, explicaba Manel. Los alumnos van a buscar a los autobuses que los reparte por las distintas facultades.

Los afectados consultaba­n a través del móvil cómo podían tramitar una reclamació­n

Pero Mari Àngels, de 50 años y vecina de Sant Cugat del Vallès, no es universita­ria. Ha salido de casa a las 10 de la mañana, ya informada del robo de cobre y de sus consecuenc­ias en las vías, ha cogido el tren dirección a Cerdanyola Universita­t contando que había un autobús que la llevaría hasta Granollers. A las 12 del mediodía tenía vi-

sita con el médico de la mutua de su empresa, a la que no podía faltar. “Es una revisión de control. Llevo un tiempo de baja por un problema del equilibrio en el oído y por eso camino con la muleta; si no, me podría caer. No puedo conducir y a cada visita dependo de esta línea, la C8, que habitualme­nte tiene poca frecuencia”, lamentaba. Pero cuando la mujer llegó a la parada universita­ria, el autobús había salido hacia Granollers cinco minutos antes. El próximo pasaba a las 11.50 horas. Demasiado tarde. “¿Y qué pasa con la gente que se ha quedado colgada, como yo? ¿,Cómo llegó al médico a tiempo en Granollers?”, le preguntaba al empleado de la ventanilla. El hombre reconoció que los horarios del tren y del autocar no estaban bien ajustados y se disculpó.

Al final, esta correspons­al se ofreció a llevar a Mari Àngels hasta la estación central de autobuses de Sabadell para que cogiese el Orbital Exprés, un autocar que conecta Sabadell con Granollers y Mataró, o un taxi, si el tiempo se le tiraba encima. Llegó.

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