La Vanguardia

“La arquitectu­ra exige espíritu de combate”

Jean Nouvel, arquitecto

- LLÀTZER MOIX

Autor de la torre Agbar en Barcelona y del Museo del Louvre en Abu Dabi (que se inaugurará el año que viene), el arquitecto francés Jean Nouvel estuvo ayer en Barcelona para conferenci­ar en la Fundació Enric Miralles. Antes habló con La Vanguardia.

Estamos en casa de Miralles. ¿Qué recuerdo guarda de él? Tengo un recuerdo personal ligado a viajes, a esta casa, a discusione­s. Son recuerdos emotivos. Pienso en su trabajo extraordin­ario, en su Parlamento de Escocia, que es una obra maestra. En la comunión de espíritus, en el punto de misterio de sus trabajos, en su poesía, en su invención, en su delicadeza, en su ligereza.

Usted ha construido varias obras en Barcelona. Entre ellas, la torre Agbar, que se ha convertido en un emblema de Barcelona. ¿Era esa su intención?

Digamos que, al proyectar la torre Agbar, era consciente de su posición estratégic­a, dada la revitaliza­ción de la Diagonal en aquella zona. Su escala y su posición en aquel enclave concreto pedían un elemento con carácter.

Hay quien opina que es una obra con mucha personalid­ad, que desconside­ra el contexto. La torre está atenta a su contexto. Antes de dibujarla, me puse en la piel de la arquitectu­ra catalana. Conocía los pináculos de algunas obras, la montaña de Montserrat, la Sagrada Família, los trabajos de Gaudí y de Domènech i Montaner. Todo ese conocimien­to quizás fuera inesperado en un extranjero. Pero yo conocía la ciudad de Barcelona. Lo cual no quita que la torre tenga una fuerte personalid­ad.

¿Qué pesó más? ¿El contexto barcelonés o su personalid­ad? No podemos considerar el contexto de un modo excluyente. El contexto no tiene que ver únicamente con la forma de los edificios vecinos. El contexto tiene que ver también con la época en la que se construye, con la geografía de la villa, con su historia, con su relieve. Los parámetros del contexto son varios. La torre Agbar responde a una forma catalana. Si la hubiera edificado en otra ciudad hubiera sido distinta.

Otra obra barcelones­a suya, el parque de Poblenou, ha recibido críticas. No todos entienden que esté amurallado. Tienen derecho a criticarlo. Pero el muro hay que entenderlo aquí como un límite. El parque está rodeado de coches por todas partes. No había más remedio que fragmentar­lo y protegerlo. Los muros están recubierto­s de buganvilia­s y ya casi son otro elemento vegetal. Poco a poco, dentro de diez años, será otra cosa. Quizás el principal problema del parque es que sufre falta de mantenimie­nto adecuado.

Años atrás usted me dijo... ¡Ay! A ver qué dije.

...“el mayor riesgo en arquitectu­ra es proyectar edificios neutros, que no se ven ni son vistos”. ¿Piensa aún lo mismo?

Sí. Más ahora que entonces, si cabe. La arquitectu­ra previsible de ciertos despachos me desagrada. Esa arquitectu­ra en la que el arquitecto es un mero acompañant­e, sin capacidad de decisión, está falta de vida, debilita el componente cultural de la disciplina. Cuando pienso en esos edificios parisinos falsamente haussmanni­anos... Me parecen un desastre.

España va olvidando la arquitectu­ra icónica. Los jóvenes profesiona­les tratan ahora de construir con pocos medios y a bajo precio. ¿Qué le parece?

La arquitectu­ra está hoy en una situación difícil. El rol social del arquitecto ha cambiado. Todo está mucho más programado. Nos queda poco margen. Sin embargo, se dice de todo lo que sale mal que es culpa del arquitecto. Hay que batirse por la dignidad de nuestra profesión. Si nos van quitando responsabi­lidades y no reaccionam­os, la arquitectu­ra acabará pagando un alto precio.

Ha construido numerosos edificios, en varios países, y tiene ya setenta años. ¿Ha cambiado su idea de la arquitectu­ra? No. Las condicione­s, sí. Por eso nos exige más trabajo, valor, voluntad y espíritu de combate.

Ha acabado tan descontent­o con su reciente edificio para la Filarmónic­a, en París, que ha retirado su nombre de la obra. Dije que no quería que se pusiera mi nombre en un edificio que había sido rematado muy mal. Estoy contento con él. Pero algunos materiales y algunos acabados son indignos. Por eso puse una demanda al Estado y a la ciudad de París. Quería demostrar que mi propuesta no coincidía con lo que finalmente se construyó. La arquitectu­ra es un arte y el acabado de esa obra no lo refleja. No podía callar y admitirlo.

¿Ha pensado en retirarse? Nunca. Me siento como Óscar Niemeyer, que murió en activo a los 104 años. Los artistas, los arquitecto­s, morimos en activo.

¿Qué le mantiene así? El placer de vivir y crear.

¿Y, en concreto? A finales de 2016 entregaré el Museo del Louvre en Abu Dabi. En 2017, el Museo Nacional de Qatar. Y trabajo en el proyecto del Museo de las Artes de China, en Pekín, donde se reunirá todo el arte chino, desde la dinastía Ming hasta la actualidad.

TORRE AGBAR “La torre Agbar tiene fuerte personalid­ad, pero responde a una forma catalana”

EN ACTIVO A LOS 70

“Me mantiene el placer de vivir y crear; los artistas no nos retiramos”

 ?? XAVIER CERVERA ?? El arquitecto francés Jean Nouvel, fotografia­do ayer en Barcelona, poco antes de dictar una conferenci­a en la Fundación Enric Miralles
XAVIER CERVERA El arquitecto francés Jean Nouvel, fotografia­do ayer en Barcelona, poco antes de dictar una conferenci­a en la Fundación Enric Miralles

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