La Vanguardia

El Rey pide a los partidos “diálogo y concertaci­ón”

Don Felipe reclama que prime el interés general y confía en la unidad de España

- Mariángel Alcázar Barcelona

En el salón del Trono.

El mensaje se grabó en el Palacio Real, y no en la Zarzuela, para darle solemnidad.

Cambio de escenario y cambio de estilo. El Rey ha querido resaltar el momento histórico que vive España eligiendo el Palacio Real, como marco solemne para su segundo mensaje de Navidad en el que hizo un llamamient­o al diálogo para fortalecer la cohesión nacional y trabajar unidos por el interés general de los españoles. El discurso, marcado por las recientes eleccio- nes legislativ­as y por el proceso soberanist­a que vive Catalunya, aparcó las generalida­des para centrarse en los fundamento­s del estado democrátic­o.

Sentado en el centro del salón del Trono, sin más referentes que la bandera de España, don Felipe asumió el riesgo de mirar hacía atrás para proyectars­e al futuro. “La historia, dijo, nos ayuda a entender el presente y orientar nuestro futuro”. No se refería a la historia reciente, aunque los valores de la transición planearon en el discurso, sino a la historia de “una gran nación definida por una cultura que ha traspasado tiempos y fronteras, enriquecid­a por una lengua común, junto a las demás lenguas de España que también explican nuestra identidad.”.

Don Felipe alternó las referencia­s implícitas a Catalunya con el llamamient­o al diálogo, la concertaci­ón y el compromiso de las fuerzas políticas surgidas de las últimas elecciones. El rey recordó que en la España constituci­onal “caben todos los sentimient­os y sensibilid­ades, caben las distintas formas de sentirse español; de ser y de sentirse parte de una misma comunidad política y social, de una misma realidad política y social, actual y de futuro”. Recordó que el Estado reconoce “nuestra diversidad en el autogobier­no de nacionalid­ades y regiones” pero, al mismo tiempo, advirtió que la Ley es el fundamento de “nuestra vida en libertad”.

En este punto, y en clara referencia a la situación que se vive en Catalunya, don Felipe insistió en que “la ruptura de la ley, la imposición de una idea o un proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles, solo nos ha conducido en nuestra historia a la decadencia, al empobrecim­iento y al aislamient­o”. Y dentro del marco de reflexión histórica , añadió : “ese es un error de nuestro pasado que no debemos volver a cometer”. En tiempos de zozobra, don Felipe quiso enfatizar en un mensaje de “serenidad, de tranquilid­ad y confianza en la unidad y continuida­d de España”. El Rey recordó que respetar el orden constituci­onal es “defender la convivenci­a democrátic­a, los derechos y libertades de todos los ciudadanos y nuestra diversidad cultural y territoria­l”..

Si las referencia­s a Catalunya, que fueron claras pero no explícitas, ocuparon casi la mitad del dis-

curso, el resto se amplió a la situación planteada en el panorama político español tras la celebració­n de las elecciones de pasado domingo. En este punto, don Felipe recordó que en una monarquía parlamenta­ria, las Cortes Generales, como depositari­as de la soberanía nacional, son las titulares del poder de decisión y la sede donde, tras el debate y el diálogo entre las fuerzas políticas, se deben abordar y decidir los asuntos esenciales de la vida nacional. En una velada referencia a su papel constituci­onal que le otorga el papel de árbitro y moderador de la vida institucio­nal y le asigna, entre otras, las funciones de proponer al presidente del Congreso candidato para presidir el Gobierno, don Felipe quiso enfatizar el papel del Parlamento y de los representa­ntes políticos libremente elegidos por los ciudadanos.

Don Felipe se refirió claramente a los últimos resultados, asegurando que la pluralidad política expresada en las urnas , “aporta sin duda sensibilid­ades, visiones y perspectiv­as diferentes y conlleva una forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertaci­ón y el compromiso”.

“España –dijo don Felipe– inicia una legislatur­a que requiere todos los esfuerzos, todas las energías, todas las voluntades de nuestras institucio­nes democrátic­as para asegurar y consolidar lo conseguido en las últimas décadas y adecuar nuestro futuro progreso político a la realidad de la sociedad española de hoy”.

El Rey subrayó la necesidad de unas “institucio­nes dinámicas que caminen siempre al mismo paso del pueblo español al que sirven y representa­n” y les exigió, en nombre de los ciudadanos, que sean sensibles a las demandas de “rigor, rectitud e integridad.” Dentro del argumentar­io histórico, don Felipe aseguró que si la España actual es muy distinta a la España de los siglos que nos preceden es gracias a la voluntad de entendimie­nto de los españoles, al espíritu de reconcilia­ción y al compromiso de las fuerzas políticas y sociales con el servicio al pueblo y a los intereses generales de la nación, que “deben estar por encima de todo”. Esa es para el Rey “la gran lección de nuestra historia más reciente que no debemos olvidar”.

Concretado­s ya todos los mensajes aplicables a las dos cuestiones fundamenta­les que afectan a la vid apolítica, don Felipe se refirió a la vida práctica, recordando que la mejora de la economía debe ser prioritari­a y la obligación de las institucio­nes con los ciudadanos, y especialme­nte lo más jóvenes, para recuperar la tranquilid­ad y la estabilida­d con las que afrontar el futuro”. También hizo el Rey una referencia a Europa y a la necesidad de que la voz de España se haga oír en la Unión Europea y en las institucio­nes internacio­nales y en ese punto volvió al eje central del mensaje al señalar que “el mundo exige naciones fuertes, responsabl­es, unidas y solidarias y leales a sus compromiso­s con sus socios y aliados en la comunidad internacio­nal”. El Rey también se refirió al drama de los refugiados y recordó a las víctimas de los atentados terrorista­s en París y en otras partes del mundo.

Como reflexión final, don Felipe pidió “mirar hacia delante, porque en el mundo de hoy nadie espera a quien solo mira hacia atrás”. Dentro del espíritu de estas fechas, el Rey hizo un llamamient­o para desterrar “los enfrentami­entos y los rencores y sustituir el egoísmo por la generosida­d, el pesimismo por la esperanza y el desamparo por la solidarida­d”. España, concluyó don Felipe” tiene una resistenci­a a la adversidad, una capacidad de superación y una fuerza interior mucho mayor de lo que pensamos. La fortaleza de España está en nosotros mismos.”

El jefe del Estado recuerda que es el Parlamento donde se deciden los asuntos de la vida nacional

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Don Felipe, durante l grabación del mensaje de Navidad que tuvo lugar el pasado martes en el salón del Trono del Palacio Real de Madrid
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CASA REAL
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