La Vanguardia

Navidad triste en Belén

La ola de violencia frena la llegada de peregrinos a la ciudad palestina donde nació Jesús

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Estas navidades, Belén es todo menos la capital de la alegría de otros años. Al cruzar el muro que separa Jerusalén de la ciudad palestina en la que nació Jesús se ven menos decorados e iluminacio­nes navideñas. En cambio, la gente mira con aire triste las decenas de carteles con la imagen del tenor italiano Andrea Bocelli sobre los que han escrito: “Cancelado”. El concierto ha sido suspendido a raíz de la ola de violencia que se vive en la región. El miércoles, dos israelíes más murieron en Jerusalén a causa de ataques palestinos.

En los últimos dos meses, desde que empezó lo que algunos definen como la tercera intifada, 19 israelíes, la mayoría civiles, han sido asesinados por jóvenes palestinos, que utilizan cuchillos o sus propios vehículos para atropellar a sus víctimas. Las fuerzas de seguridad israelíes han matado a 125 de ellos y detenido también a varias decenas.

La alcaldesa de Belén, Vera Babún, no puede esconder su tristeza ante la situación que se vive en su ciudad que, incluso en los peores momentos, se benefició del turismo religioso de las fechas navideñas. Babún baja de su oficina en el Ayuntamien­to, que se encuentra en la plaza de la Natividad, para reconocer que “Belén está vacía este año”.

El año pasado, sin embargo, los hoteles estaban llenos y era imposible encontrar una habitación: 78.783 turistas durmieron en Belén la Nochebuena del 2014. Los once hoteles que se habían construido en los tres años anteriores se habían quedado pequeños. Esta Navidad, sólo un 40% de las habitacion­es están ocupadas.

Uno de los símbolos de la ciudad son las tiendas de recuerdos que venden figuras de madera de olivo. Este año algunas no están ni decoradas. “No tenemos el estado de ánimo para celebrar las navidades como hacemos desde siempre, sobre todo cuando vemos a tantos jóvenes que pagan con sus vidas y que se convierten en mártires”, explica Nabil, uno de los vendedores cuya tienda está cerca de la plaza de la Natividad. “Éstas son unas navidades tristes, para ser sincero”.

En uno de los cafés situados al lado de la plaza, un grupo de hombres come humus y bebe un café muy fuerte cargado de azúcar mientras comparten una pipa de agua. Comentan que cada vez hay menos cristianos en Belén.

En el poblado de Beit Jala encontramo­s a Samir, un cristiano palestino que trabaja en Iraq como periodista y que ha vuelto a visitar a su familia. Asegura que el mundo asiste indiferent­e a la masacre de los cristianos en Iraq, Siria y otros lugares de Oriente Medio. “A ver si los cristianos del mundo se despiertan y plantan cara al Estado Islámico, que tiene como objetivo primordial acabar con la presencia cristiana en esta zona, que dura ya dos milenios”.

En la basílica de la Natividad –1.700 años de historia– hay franciscan­os de todo el mundo. Uno de ellos, un veterano español que lleva décadas en Jerusalén y en Belén, afirma que los religiosos de Siria y de Iraq están siendo perseguido­s más que nunca, y expresa su profunda preocupaci­ón por que los cristianos de Belén y de Tierra Santa en general elijan emigrar, como hicieron tantos miembros de esta comunidad a lo

HENRIQUE CYMERMAN BENARROCH El año pasado no había una habitación libre, pero este año la ocupación no pasa del 40 por ciento “Los israelíes nos están asfixiando; no hay paz en la ciudad de la paz”, asegura la alcaldesa

largo de los últimos 70 años: “En 1948, los cristianos eran mayoría en esta ciudad. Pero ahora el peligro es que todas las iglesias de la zona se conviertan en museos, sin fieles que acudan a rezar”.

En el lujoso hotel Jacir Palace, el director, John Kattan, afirma que se vieron obligados a cerrar su famoso bar ya que se encuentran muy cerca del control militar israelí en la frontera: “A menudo, incluso ayer, los manifestan­tes queman neumáticos y los israelíes lanzan gases lacrimógen­os justo enfrente del hotel”, reconoce. La gala de Navidad fue cancelada, pero la esperanza es que en el último momento los cristianos de Israel de zonas como Nazaret y Galilea vayan a Belén y salven la situación.

Hace pocos días, un grupo de palestinos vestidos de Papá Noel, con campanas y máscaras de gas, se enfrentaro­n a las tropas israelíes ante el muro de seguridad.

“Los israelíes nos están asfixiando”, se lamenta la alcaldesa Babún, que añade: “Normalment­e en Navidad celebramos la vida, pero este año debemos respetar a nuestros muertos. No hay paz en la ciudad de la paz”.

En la plaza de la Natividad, un joven deambula durante horas con un cartel en árabe y en inglés: “Los palestinos, cristianos y musulmanes, rezamos para que éstas sean las últimas navidades bajo la ocupación”.

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ILIA YEFIMOVICH / GETTY Peregrinas nigerianas rezan en la iglesia de la Natividad de Belén en vísperas de la Nochebuena

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