Antía Fernández
JUGADORA DE VOLEIBOL
Antía Fernández se convirtió el pasado domingo en la primera persona transexual de España que juega un partido oficial de un deporte olímpico al debutar con el Calasancias Coruña B, de la Segunda División gallega.
A Antía Fernández le disgusta que se diga que nació hombre pero se siente mujer, pues recalca que la “identidad sexual está en el cerebro, no en los genitales”. Con casi 40 años, después de haber conseguido en el 2015 que su Documento Nacional de Identidad en femenino, el domingo dio un paso que ella define como el cumplimiento de un sueño y que supone todo un hito, pues se convirtió en la primera persona transexual en participar en España en una competición oficial de un deporte olímpico. Lo hizo en el Calasancias Coruña B, en un partido de la segunda división autonómica contra el Club Atlético Voleibol de Boiro. Sigue la estela de Oscar Sierra, un transexual de Zaragoza que juega al fútbol americano, deporte no olímpico.
“Para alcanzar los derechos, hay que cambiar las normas”, se leía el domingo en la lengua propia de Galicia en una pancarta del Observatorio de la Igualdad colgada en las gradas del pabellón. Sin embargo, según relata Antía Fernández, tras haber recibido toda una serie de negativas en sus intentos de practicar deporte co- mo mujer, en este equipo coruñés no necesitó que se modificase ninguna normativa, sino que se aplicase la existente. Elogia que el director deportivo, Luis Miguel Fernández, se interesase solo por su nivel de juego para, tras consultar con la federación, constatar que cumplía los requisitos.
Con anterioridad Antía había practicado halterofilia, ciclismo, escalada y también voleibol, en el instituto, cuando, según cuenta, entrenaba con el equipo femenino e iba a los desplazamientos, aunque no podía jugar.
El domingo, durante el primer set, en medio de una elevada expectación mediática, la entrenadora del Calasancias B, Marta Martínez, le mandó salir a la cancha, con el número 1 que lucía a la espalda. “Me quedé un poco en blanco en el vestuario, por los nervios, pero después, cuando me tocó jugar, me olvidé de mi condición de transexual”, cuenta Antía Fernández.
“Lo extradeportivo no es necesario valorarlo. Es una situación normal y habitual. Nunca hubo debate ni tiene por qué haberlo. Ojalá sirva de ejemplo y que a través del deporte se normalice esta situación en todos los ámbitos”, declaró a La Voz de Galicia la entrenadora.
La jugadora afirma que durante el partido se sintió como quería, como una más del equipo, de manera que cumplió un sueño y se sacó la espina clavada desde los tiempos del instituto.
Ahora Antía Fernández tiene dos retos inmediatos, el de su lucha para ser la primera transexual operada quirúrgicamente en Galicia y encontrar un puesto de trabajo, pues en la actualidad depende de las ayudas de los servicios sociales. Para ilustrar la transfobia a la que tiene que hacer frente pone el ejemplo de las dificultades que halló para alquilar en A Coruña una habitación en un piso compartido, que era además un trámite que debía cumplir como beneficiaria de la renta de integración social de la Xunta. Señala que, salvo excepciones, no le decían claramente que no la aceptaban por razones discriminatorias, sino que se le acumulaban las negativas justificadas de las más variadas maneras, como también pasó en sus intentos anteriores para participar en competiciones deportivas.