Nueva York se recupera más rápido de la tormenta que Washington
La alcaldesa Muriel Bowser advierte que “hay rutas aún peligrosas”
Montañas de nieve, vagones abarrotados, zonas con un servicio limitado de metro, largas colas en los autobuses, coches al tran tran, calles bloqueadas e impracticables o vecinos frustrados.
Todo esto son imágenes del Nueva York de ayer, que se enfrentó al regreso laboral mientras proseguía el camino hacia la normalización. Ya no es una fiesta. Se acabó el recreo del domingo.
Después de la nevada del sábado –la segunda más importante en la historia desde que existen los cálculos (1869)–, el alcalde Bill de Blasio insistió en su llamada a que los ciudadanos colaboren y requirió más manos para retirar la herencia del temporal.
Una apunte callejero. Los que tiran de pala sacando la nieve son negros o hispanos. Si hay un blanco, es el que manda.
Los neoyorquinos de pro, los que apelan más a la experiencia que a las estadísticas, repitieron su consideración de cada año: de la nieve se disfruta el primer día y se sufre al siguiente. La tormenta Jonas ha castigado a la Costa Este. Se cuenta un mínimo de 37 muertos, cuantiosos contratiempos cotidianos y unos 12.000 vuelos cancelados desde el viernes.
Esta circunstancia continuó ayer en menor medida. Hubo al menos 2.000 suspensiones. Los aeropuertos de Nueva York y Washington, y sus áreas, fueron ganando tracción, aunque aún tuvieron importantes secuelas de cara a su funcionamiento. Esas instalaciones se convirtieron en lugares de expresión del desaliento de los viajeros, que se veían imposibilitados para hacer el trayecto o hacerlo sufriendo un gran retraso.
También se ha empezado a realizar balances económicos. Los expertos afirman que podría haber sido mucho peor, en lo financiero y en lo humano, de no ser porque la tormenta Jonas llegó en fin de semana. En total, los daños se considera que ascenderán a 850 millones de dólares (780 millones de euros) para todo el territorio de impacto. En Nueva York, el coste sube a 230 millones de dólares, una vez que, por ejemplo, todos los teatros de Broadway dejaran los telones abajo en la sesión doble del sábado. Si se tiene en cuenta las dos grandes ciudades en el “lado Atlántico” –la capital de EE.UU. y la capital ciudadana–, las comparaciones son odiosas.En Washington DC, domicilio del máximo poder mundial, se decretó el cierre ayer de todas las oficinas federales y de las escuelas públicas, mientras que en el Capitolio se han suspendido todas las votaciones hasta el próximo lunes.
La alcaldesa Muriel Bowser instó a los residentes a que permanezcan fuera de las calles para facilitar las tareas de limpieza.
“Es muy importante tener en cuenta que hay rutas que siguen siendo peligrosas”, subrayó en rueda de prensa. “Nos enfrentamos a días de trabajo, tenemos presente que vamos a lidiar con esto toda la semana”, añadió.
En Nueva York, con más o menos vicisitudes, se ofrecía una apariencia más regular de cotidiani-
EL TRÁGICO COSTE DE‘JO N AS’ El temporal ha dejado al menos 37 fallecidos y daños de cerca de 800 millones de euros DIFERENCIAS La capital federal cierra oficinas y colegios; en Nueva York hay escuela y abre Wall Street
dad. Los escolares acudieron a las aulas –en su mayoría– y Wall Street abrió el mercado.
El alcalde ha salido mejor parado que su predecesor. Michael Bloomberg recibió criticas por “abandonar” a los barrios fuera de Manhattan tras el temporal de la Navidad del 2010.
A De Blasio le critican cierto retraso en la limpieza en Queens o Staten Island. Pero ni siquiera habían pasado 48 horas. El alcalde apeló, además, a la “madre naturaleza”. Sugirió a los vecinos que tienen el coche sepultado que no saquen la nieve y la echen al asfalto. La subida de temperaturas hará la faena sin molestias.