Bruselas mantendrá el pulso con España por el control del déficit
El Gobierno español cree que el crecimiento producirá el recorte sin más ajustes
La publicación de las nuevas previsiones de invierno de la Comisión Europa no alterará los términos del pulso que la institución mantiene con España por la reducción del déficit público. Los cálculos de Bruselas siguen indicando que las cuentas públicas españolas van camino de incumplir los objetivos pactados, que obligarían a rebajar el dé- ficit a un 2,8 por ciento del PIB este mismo año.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, adelantó hace unos días desde Davos que no espera cambios significativos respecto a las cifras publicadas en noviembre y que vaticinaban un crecimiento del 1,8% para ese año y del 1,9% para el 2017 para el conjunto de la zona euro. Esta afirmación vale también para las perspectivas de crecimiento de la economía español, señalan fuentes comunitarias, que descartan cambios significativos. Bruselas previó en noviembre un crecimiento del 2,7% para este año en España, tres décimas por debajo de la previsión oficial del Gobierno.
Esta divergencia tiene consecuencias claras: la Comisión considera que el déficit se mantendrá en el 3,6% del PIB, lo que obligaría a España a hacer un ajuste de unos 9.000 millones de euros este año, bien recortando gastos, bien subiendo impuestos. El Gobierno español en funciones discrepa y se reitera en sus cálculos. Aun aceptando que el crecimiento sea del 2,7% como apunta el consenso de los analistas, y no del 3%, espera un aumento del PIB nominal del 4% (el nominal, frente al PIB real, no tiene en cuenta el efecto de la inflación), lo que alterará la relación con el déficit. Es decir, el recorte del déficit se producirá automáticamente por la vía del crecimiento, sin necesidad de hacer ajustes adicionales, sostiene el Ministerio de Hacienda.
Aunque es posible que mañana la Comisión Europea haga ajustes marginales, de décimas, en las cifras de España el cambio no alterará en lo fundamental la senda de corrección del déficit excesivo. La publicación de la cifra de déficit del 2015 hasta noviembre, excluyendo el gasto de los ayuntamientos, refuerza esta convicción en Bruselas. (Hacienda anunció la semana pasada un 3,9%, cerca por tanto del 4,2% pactado con la UE a pesar de faltar por contabilizar un mes y el impacto de las entidades locales).
El comisario Moscovici sostiene que la Comisión tiene “una cita con España” para presentar un nuevo presupuesto pero lo cierto es que mientras no haya gobierno no tiene a quien pedirle los ajustes. La espera coincide con otro pulso que pue- de ser preámbulo de lo que se encuentre España en unos meses, la pugna con Portugal por las cuentas del 2016. El Ejecutivo comunitario reclamó ayer “medidas adicionales” al nuevo Gobierno luso ya que considera que con el plan enviado por el primer ministro, el socialista Antonio Costa, no cumpliría sus compromisos de reducción de déficit. El intenso intercambio epistolar de los últimos días no ha permitido acercar posturas. La coalición de izquierdas portuguesas se comprometió a “pasar la página de la austeridad” cumpliendo el objetivo de bajar el déficit nominal al 2,6% pero la discusión se centra en el déficit estructural: mientras la Comisión exige un recorte equivalente al 0,6% el plan presentado se limita a un 0,2%. Lisboa tiene de plazo hasta el viernes 5 de febrero para enviar un presupuesto que satisfaga a las autoridades comunitarias; de lo contrario, Bruselas podría emitir una opinión negativa y forzar cambios en sus cuentas.
La Comisión Europea no alterará apenas las previsiones, ni para España y para la eurozona