¿Paloma o dinosaurio?
OCULUS, ese pájaro gigantesco diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava en el corazón de la
zona cero de Nueva York, ha sido calificado de ejemplo de la victoria de la civilización contra los terroristas. La doble espina metálica de Calatrava es la cubierta de un hub ferroviario por el que transitan cinco líneas de trenes que unen Manhattan con Nueva Jersey, once líneas de metro y la terminal del ferry. Calatrava llamó a este recubrimiento escultórico “la paloma”. De hecho, la hija del arquitecto dejó escapar dos tórtolas cuando se iniciaron las obras, pues recuerda una ave iniciando el vuelo. Sin embargo, los neoyorquinos son gente irónica, así que se ha empezado a extender el término estegosaurio para calificarlo.
El estegosaurio es una especie de dinosaurio que habitó América del Norte hace 150 millones de años y que se caracterizaba por tener una doble hilera de púas o placas óseas a lo largo del dorso. Resulta popular en Estados Unidos porque es símbolo del estado de Colorado, ya que allí se encontraron, hace ciento cincuenta años, los primeros restos del llamado “reptil con tejado”. Así que, incluso en algunas publicaciones, se la denomina de esta manera, lo que no resta valor a la estación central de la zona cero. Sin duda, es la gran obra de Calatrava en Estados Unidos, donde tiene numerosos trabajos, aunque ninguno tan emblemático. Entre otras cosas, porque la crisis paralizó la Chicago Spire, que con sus 627 metros iba a convertirse en el mayor rascacielos del país.
La polémica ha saltado no tanto por la forma como por el coste. O, mejor dicho, por el sobrecoste. Presupuestado en 2.000 millones de dólares, Oculus costó el doble. Parte de la culpa es del alcalde Bloomberg, que se empeñó en acelerar las obras. En cualquier caso, no es la primera vez que no le cuadran los números a Calatrava y ha tenido que aguantar que The
New York Post calificara la estación de monumento al despilfarro. Y no son tiempos.