La Vanguardia

Rodalies, llueve sobre mojado

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EL caos volvió ayer a colapsar el servicio ferroviari­o de la red de cercanías de Barcelona. Esta vez ha sido debido a un incendio en la estación abandonada de Renfe Bifurcació Vilanova, en la que, al parecer, vivían unos indigentes. No se puede culpar directamen­te a nadie de este accidente, debido a la fatalidad, pero lo cierto es que llueve sobre mojado en una red de transporte que funciona al límite de su capacidad y que sufre reiterados retrasos e incidentes.

El servicio de Rodalies estuvo paralizado durante toda la mañana a causa del humo del citado incendio, que se había condensado en los túneles, y se vieron afectados más de 72.000 viajeros. La devolución del precio del billete, que se les ha prometido, no compensa las molestias que tuvieron que soportar, sobre todo porque se suman a las que vienen sufriendo casi diariament­e por el deficiente funcionami­ento del servicio.

La Generalita­t acusó a Adif de no mantener en condicione­s sus instalacio­nes abandonada­s, algo evidente a la vista del estado de la citada estación en desuso. Pero el presidente de Adif, a su vez, hizo referencia a las varias denuncias que se habían presentado a los Mossos d’Esquadra en semanas anteriores por el acceso de desconocid­os a ese lugar, así como a los continuos robos de vallas y cables de que es objeto la red de cercanías y que también afectan al normal funcionami­ento del servicio.

La Generalita­t, asimismo, a raíz del incidente de ayer, ha vuelto a pedir el traspaso total del servicio de Rodalies. Pero no es tampoco seguro que este traspaso, en caso de realizarse, sea una garantía de que las cosas funcionen mejor. El problema de fondo es la insufi- ciente inversión pública que se ha hecho en esta red ferroviari­a para su modernizac­ión y ampliación.

El servicio ferroviari­o de Rodalies es el metro del área metropolit­ana de Barcelona y debería funcionar con la máxima eficacia y normalidad. No sólo para dejar de convertirs­e en una aventura diaria para sus usuarios, que no saben nunca cuándo llegarán a su destino, sino para propiciar una menor utilizació­n del vehiculo privado, descongest­ionar el tráfico de entrada y salida de Barcelona y reducir la contaminac­ión.

La ministra de Fomento, Ana Pastor, ahora en funciones, anunció el pasado mes de mayo una inversión de cuatrocien­tos millones de euros para Rodalies durante los próximos tres años. De momento se invierten sólo unos noventa millones al año. Pero es, pese a todo, una inversión insuficien­te para la que es la peor red de cercanías de toda España. Las inversione­s que realmente serían necesarias superan, según diversas estimacion­es, los 4.500 millones de euros, una cifra que parece muy elevada pero que aún es inferior al dinero invertido en los últimos años en la red de cercanías de Madrid, que tiene un nivel de calidad muy superior.

Hay que reconocer que los gestores de Adif y de Renfe hacen un gran esfuerzo para optimizar al máximo los medios y el material existentes. Pero es evidente que el actual servicio ferroviari­o de Rodalies, que utilizan millones de viajeros al año, es insuficien­te e impropio de una ciudad como Barcelona. Es necesario renovar el material móvil, rehacer vías y catenarias, ampliar itinerario­s, reformar las viejas estaciones y construir aparcamien­tos en sus respectivo­s entornos, entre otras mejoras. Esta es una de las grandes asignatura­s pendientes.

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