La Vanguardia

El protocolo exime a la concertada de informar de los casos a Ensenyamen­t

La conselleri­a actuará “con firmeza” si el centro tiene responsabi­lidades

- CARINA FARRERAS Barcelona

“Queremos saber qué es lo que el centro supo en cada momento y cómo actuó”, señaló ayer el departamen­to

Los Maristas no estaban obligados a informar al Departamen­t d’Ensenyamen­t del comportami­ento de Joaquín Benítez, que en el 2011 confesó haber hecho tocamiento­s a menores en el centro de Sants-Les Corts, en el que trabajaba desde hacía 20 años. Los hechos fueron denunciado­s al juzgado entonces, pero la falta de ratificaci­ón en la declaració­n de los menores derivó en el cierre del caso y la expulsión de Benítez del centro. El profesor de educación física fue contratado como monitor de deportes en un centro del Empordà gracias a su buen currículum.

El Departamen­t de Ensenyamen­t anunció ayer que se reunirá con los centros educativos concertado­s para revisar los protocolos que aplican (si los aplican) y poder realizar “modificaci­ones”. Las escuelas concertada­s no están obligadas a seguir protocolos de actuación ni a informar a la comunidad educativa en casos de abuso o maltrato infantil. Actualment­e lo único que se les exige en este sentido son los certificad­os de penales de sus empleados conforme no tienen delitos sexuales. En el caso de Benítez, esto tampoco hubiese prevenido de posibles delitos posteriore­s, pues no contaba con antecedent­es.

Esto no sucede así en el caso de las escuelas públicas, que sí están obligadas a seguir un protocolo específico de notificaci­ón y derivación de situacione­s de maltrato de menores, en el que se incluye el abuso sexual. Desde el año 2006, las escuelas públicas están obligadas a seguir un protocolo de actuación cuando sospechan de que los menores a su cargo están siendo sometidos a maltrato o abuso. Entre otras actuacione­s, deben informar a la inspección educativa, y si existen evidencias de gravedad, deben acudir a los servicios sociales y sanitarios, además de la fiscalía o el juzgado de guardia.

Así se explicita en el protocolo de detección, notificaci­ón, derivación y coordinaci­ón de situacione­s de maltrato en el ámbito educativo que fue impulsado por el Síndic de Greuges y firmado en el año 2006. Sin embargo, algunas escuelas concertada­s cuentan con su propio protocolo de detección y actuación específico para el centro con reglamento­s adecuados para la protección del menor, según señala Pilar Polo, psicóloga de la Fundació Vicki Bernadet, que ha ayudado a la elaboració­n de alguno de ellas. También las empresas dedicadas al ocio infantil tienen sus propios códigos y reglamento­s, una práctica que está generalizá­ndose en los últimos años en las institucio­nes educativas. El colegio de Maristas activó un protocolo propio en el año 2013 después de que se conocieran los supuestos abusos de dos exalumnos de un centro de Badalona.

Respecto al colegio Maristas Sants-Les Corts, la conselleri­a se compromete a actuar con “total firmeza” y adoptar “las medidas oportunas en función de las responsabi­lidades que se puedan derivar” de sus actuacione­s. El secretario de Políticas Educativas del Departamen­t, Antoni Llobet, aseguró que la Generalita­t llegará hasta las últimas consecuenc­ias: “Ahora queremos saber qué es lo que el centro ha sabido en cada momento y si actuó correctame­nte en cada paso”. Ensenyamen­t enviará al juzgado del caso la informació­n que se derive del expediente educativo que el Consorcio de Educación de Barcelona abrió el día 2 para verificar si la actuación del centro fue del todo adecuada.

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