Irene Escolar, la joven ambición de la temporada
La joven Irene Escolar, heredera de la estirpe de los Gutiérrez Caba, coronada por los Goya
Una mirada que no llega a ser estrábica, como la de Irene Escolar, pero que está ahí, como queriendo partirse en dos, buscando la diagonal secreta de las cosas, habla de determinación y voluntad. Los Goya del otro día, los Goya de Tru
man, fueron también los Goya de Irene Escolar. Los premios del cine español coronaron a Irene, que se emocionó con su galardón, como actriz revelación. El premio se lo llevó por Un otoño sin
Berlín, de Lara Izagirre. ¿Quién mejor que la joven Irene Escolar para concentrar la fragilidad a la vez que la determinación? Puede que, para muchos, la actriz premiada sea una revelación, pero desde luego no es una recien llegada, cómo sí lo era la nonagenaria Antonia Guzmán, tan simpática. ¿Por qué premiar a Irene? La historia de Irene pende de una larga genealogía teatral. Es nieta de Irene Gutiérrez Caba, bisnieta de Irene Caba Alba, tataranieta de Irene Alba, sobrina nieta de Emilio y de Julia Gutiérrez Caba e hija del director de producción José Luis Escolar.
Pero más que genealogía, la actriz aporta currículo y un deseo de llegar. No; no es nueva en esto, ni mucho menos. Alguno quizá la recuerde como la hija de Maribel Verdú en Los girasoles
ciegos (2008), de José Luis Cuerda. Pero para entonces, la joven actriz ya tenía una trayectoria de media docena de títulos a sus espaldas, y frente a ella una decena de películas más. La televisión, en el culebrón histórico que fue Isabel,
le dio celebridad como Juana la Loca. Un papel al que ahora vuelve en La corona partida, su nueva película que se estrena el 19 de febrero.
Pero es igual, detrás de sus lágrimas uno intuía su inquebrantable decisión de llegar. Su mirada, con el premio en la mano, resultaba entre tierna y desafiante, entre enrojecida por la alegría y negra por el cansancio: llegó a los Goya directa del teatro, bajando del taxi y subiendo al tren en Zaragoza, donde representa El público, de Lorca, a las órdenes de Àlex Rigola. Es una mirada que seduce y conquista, y como todo lo que nos gusta –lo que nos gusta de verdad– o es malo para la salud o es pecado, pues uno ya no sabe qué pensar de la mirada de Irene Escolar. Elijan.
Quien la conoce dice de ella que no se adormece en sus apellidos. Irene Escolar estudia con Cristina Rota, con Claudio Tolcachir, con el oscarizado Kevin Spacey, y siempre tiene un lugar entre quienes se instalan, edición tras edición, en la Bienal de teatro de Venecia. En resumen, dicen que Irene Escolar es valiente y tenaz y se prepara... para recoger unos cuantos Goya más.