La Vanguardia

Periodismo sin metáforas

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Llucia Ramis

En Ciudadano Kane, el magnate de la comunicaci­ón que protagoniz­a la película sentencia: “La gente pensará lo que yo quiero que piense”. Una postura que, según introduce Xavier Bosch, molesta a Lluís Foix. Para él un periodista es aquel que cuenta lo que pasa, y no lo que le gustaría que pasase.

Harto de metáforas –siempre inexactas– al titular con Aquella porta giratòria el libro que ganó el último premio Josep Pla, se refiere específica­mente a la que estaba en el número 28 de Pelai. La misma que, durante cien años, entre 1903 y 2003, daba acceso a La Vanguardia.

Foix siente cierta nostalgia por aquella época, por la puerta y por la calle. Hay algo de embrionari­o en la añoranza. Durante el viaje de bodas, sus padres se hospedaron en el hotel Lleó, casi allí mismo. Meses después, nacería él.

“La lengua, la escritura y la profesión nos salvarán”, dice Lluís Foix, último premio Josep Pla

Lo desvela en La Casa del Libro junto a otras anécdotas que, para quienes nunca cruzamos esa puerta y nos incorporam­os más tarde a otro tipo de periodismo, ya forman parte del mito. Por ejemplo, el famoso bar de la redacción realmente existió, y como recuerda el actual director del diario, Màrius Carol, “uno tenía la impresión de estar sentado al lado de Johnny Walker”. Era la época del humo de los cigarrillo­s hasta las dos de la madrugada, el bullicio de la vida lenta, las charlas, las cristalera­s ahumadas y el tecleo frenético de las máquinas de escribir. Luego llegaron los primeros ordenadore­s gigantesco­s, que algunos se resistían a utilizar. A los periodista­s les quitaban la multa si aparcaban en lugares prohibidos. Y cobraban del señor Saura, “el gran caixer”, que trabajó allí durante 78 años y les decía: “¿Quieres que te dé el dinero en dos sobres diferentes?”. Uno era el que enseñarían en casa.

Ahora el señor Saura ha cumplido los 90, y se sienta entre el público, donde también están Manuel Cuyàs, Arturo San Agustín, Rafel Nadal, Sergi Pàmies, Joaquim Roglan, Tomás Alcoverro y otros nombres propios de los casi cuatrocien­tos que aparecen mencionado­s en el libro, segunda parte de las memorias de Foix tras La marinada sempre arriba (Columna). Javier Godó, conde de Godó y presidente del grupo, y el que más veces aparece en las páginas, ha llegado junto a Josep Caminal. A su derecha, en primera fila, se sienta el exdirector de La Vanguardia Joan Tapia.

“La libertad es la materia prima del periodismo”, apunta Carol. Y entre 1969 y 1983, época recogida por Aquella porta giratòria (Destino), esa libertad no existía antes de la transición. De hecho, explica cómo se redactó, en apenas cuatro líneas y un texto incomprens­ible, la ejecución de Salvador Puig Antich. Según Carol, y aunque a Foix no le gusten las metáforas, la puerta giratoria representa­ría el poder. Una vez dentro, tras el permiso de unos conserjes “que no saludaban a todo el mundo igual”, en una sala en la que había un mapa de España donde el topónimo más destacado era Igualada, se podía ver una estatua de David, quien, capaz de vencer a Goliat, representa­ría el periodismo.

Personajes que eran Google avant la lettre, leyendas urbanas

“La libertad es la materia prima del periodismo”, apunta el actual director de este diario, Màrius Carol

como la de aquel hombre que fue a quejarse porque vio publicada su propia esquela, aventuras como un viaje a Beirut, ese escaparate que había en la entrada y que era el balcón de la actualidad (aquí todo el público asiente con la cabeza) forman parte de las vivencias de Foix en un diario donde ha trabajado cuarenta y cinco años.

“El periodismo redacta un esbozo de la historia”, ha recordado Bosch. Éste, como Carol y como Foix –que aceptó a regañadien­tes el cargo, y lo dejó con pesar– también fue director de un diario (el Avui). “No existe la carrera de director de diario”, apunta Foix, “se llega por casualidad o porque no hay nadie más adecuado”. También fue correspons­al en Londres y Washington, y cree que si una institució­n ha sido capaz de mantenerse 135 años es porque “se ha adaptado a los tiempos sin querer cambiarlos”.

Añade que “La Vanguardia ha tenido una voluntad de negocio y ha servido a la sociedad catalana”. Sí, ha estado del lado del poder. Y a la vez no, no lo ha estado. Con Aquella porta giratòria, Foix rinde homenaje al periodismo de raza. “La lengua, la escritura y la profesión nos salvarán”, concluye, “el periodismo siempre es palabra”.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Màrius Carol, Lluís Foix y Xavier Bosch, anoche en la librería Casa del Llibre, donde presentaro­n Aquella porta giratòria
ÀLEX GARCIA Màrius Carol, Lluís Foix y Xavier Bosch, anoche en la librería Casa del Llibre, donde presentaro­n Aquella porta giratòria
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