La Vanguardia

Manotazos de papá

- Albert Gimeno

Ser padre de un jugador de fútbol es profesión de alto riesgo. Para el padre, para el hijo, y para el club. Del mismo modo que la historia repite clichés con perfección matemática, los comportami­entos de los progenitor­es sobre sus futbolista­s también contemplan denominado­res comunes. Sobreprote­cción y actitudes fuera de tono acostumbra­n a ser un formato a desechar por parte de esos padres a los que los hijos han convertido en alguien. Las cosas empiezan a torcerse en los partidos de las divisiones inferiores –¿quién no ha visto en alguna ocasión el lamentable espectácul­o de unos progenitor­es vociferant­es contra el árbitro o contra el entrenador?– y acaban rematando la faena cuando un padre es el representa­nte de su hijo, siendo este una estrella rutilante del universo fútbol.

Algo parecido a todo esto le ha pasado al padre de Neymar. Fuera de lugar fue su reacción difundida por las television­es a la salida de la fiesta de cumpleaños de su vástago. Enfrentars­e con un grupo de periodista­s que hacen guardia callejera para cazar a Neymar no es la actitud más recomendab­le, por mucho que la insistenci­a de la prensa agote tu paciencia. Ser una figura o el padre de una figura debe de ser agotador pero es el precio que hay que pagar, especialme­nte cuando los curiosos de las cámaras no han entrado en tu habitación para robarte un plano y la intimidad.

La familia Neymar da la sensación de tener demasiados nervios con algunas cosas que ocurren a su alrededor. Es comprensib­le hasta cierto punto, pero nada de eso disculpa una salida de tono. Afortunada­mente el

Si Neymar es brillo sobre el césped, la actitud de su padre está fuera de lugar y el club no debería defenderla

jugador mantiene un nivel de juego elevado, parece centrado pese a lo que pasa fuera de su burbuja, y el club tiene interés en que eso siga así. El club y todos los aficionado­s azulgrana. De todos modos esos buenos propósitos tampoco tendrían que forzar a una entidad a elaborar un comunicado de apoyo al padre de Neymar por su trifulca con la prensa. Una cosa es cuidar a Neymar, protegerle como activo importantí­simo del club, y la otra es defender actitudes fuera de lugar. Lo mejor para defender adecuadame­nte los intereses de Neymar no es enseñar el colmillo en una disputa callejera si no concentrar­se para que las cosas le vayan lo mejor posible a su hijo y representa­do. Cuantas menos tensiones, mejor. Cuantos menos líos con la prensa, mejor. Cuanta más fluidez con el club que le paga, mejor. Y cuanto más autocontro­l, muchísimo mejor. El aficionado barcelonis­ta quiere seguir enchufado a ese diabólico manejo del balón del futbolista y no al de los manotazos de papá.

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