La Vanguardia

España, a la cola de los países industrial­izados en calidad laboral

La inestabili­dad del empleo se ha disparado y empeoran las condicione­s de trabajo

- ALICIA RODRÍGUEZ DE PAZ Madrid

España suspende en la última evaluación de la OCDE sobre la calidad del trabajo. De los 34 países a examen, figura en el furgón de cola junto a Estonia, Grecia, Hungría, Italia, Polonia, Portugal, la República Checa y Turquía. Todos ellos obtuvieron malos resultados en dos o incluso en las tres dimensione­s en las que se basa el estudio de la calidad del trabajo: el nivel y distribuci­ón de los ingresos, el riesgo de perder el empleo, el tiempo de permanenci­a en el paro y la cobertura de las políticas públicas, así como el ambiente de trabajo (largos horarios, poca flexibilid­ad, riesgos para la salud, autonomía y ambiente en el puesto de trabajo).

En el otro extremo, los niveles más altos en la calidad del trabajo se registran Australia, Austria, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Luxemburgo, Noruega y Suiza. Tanto el impacto de la falta de oportunida­des laborales como en los salarios, la distancia entre los países con mejores desempeños y los de peores resultados

Precisamen­te es el riesgo de perder el trabajo y cómo afecta a los ingresos donde los activos en España han sufrido un mayor deterioro durante en los años de la crisis económica. Si en el 2007, la exposición al desempleo y sus consecuenc­ias negativas en el nivel de ingresos –que la OCDE define como insegurida­d del mercado laboral– rondaba el 5,5%, seis años después superaba el 26%. De la treintena de economías estudiadas, sólo supera a España Grecia, con un riesgo por encima del 30%. En tercer lugar, y a gran distancia, aparecen Italia y Portugal, con poco más del 10%.

En el mercado de trabajo español, las diferencia­s también son muy importante­s si se tiene en cuenta el nivel de formación: entre los pocos cualificad­os –los últimos datos correspond­en al 2013– el riesgo de padecer el impacto del desempleo supera el 45%, frente al 28,3 de aquellos de cualificac­ión intermedia y el 17,7% de los de alta cualificac­ión.

Por lo que respecta a la presión laboral, entendida desde el punto de vista del clima y condicione­s no económicas del puesto de trabajo, España vuelve a encabezar junto a Grecia el ranking de los que presentan peores condicione­s –en este caso entre los países de la Unión Europea–. La incidencia derivada de las jornadas interminab­les, la escasa flexibilid­ad horaria o los riesgos para la salud de los trabajador­es alcanza el 60% y 50% para los trabajador­es griegos y españoles, respectiva­mente. Mientras que, para finlandese­s, daneses e irlandeses ronda el 30%. En este apartado, los datos de la OCDE son muy recientes, del 2015. Más que problemas con el ambiente de trabajo o las posibilida­des de seguir recibiendo formación, el grueso de las malas condicione­s laborales se concentran en todo lo que tienen que ver con los horarios y los factores que ponen en peligro la salud de los trabajador­es.

En cambio, los mejores registros del mercado laboral español, en comparació­n con el resto de países industrial­izados analizados por la OCDE, se encuentran en el nivel y distribuci­ón de los salarios. En este apartado, España aparece en la mitad de la tabla con una retribució­n bruta por hora, ajustada a la paridad de nivel adquisitiv­o, de 16,6 dólares (el último dato es del 2012). En el 2007, era de 15 dólares. En todo caso, esta posición intermedia empeora sensibleme­nte si sólo se compara con las economías de la UE-15 y de Norteaméri­ca. Sólo los trabajador­es portuguese­s y griegos ganan menos que los españoles, muy lejos, por ejemplo, de daneses y belgas (27 dólares/horas) o alemanes (24,5).

El informe de la organizaci­ón internacio­nal destaca además que, durante la crisis, se ha producido, con especial fuerza, una caída en la

Los trabajador­es griegos y españoles sufren más jornadas interminab­les y escasa flexibilid­ad horaria

remuneraci­ón en Grecia y en el Reino Unido.

Las conclusion­es de la OCDE sobre la calidad del mercado de trabajo incide en que los trabajador­es jóvenes y, en especial, aquellos que cuentan con una baja cualificac­ión sufren las peores condicione­s laborales. No sólo tienen los peores registros de empleo o en cuanto a tasas de paro, sino que además se ven castigados cuando se analiza sus salarios y las condicione­s en las que trabajan. En cuanto a las mujeres, los autores del informe señalan que tienen más dificultad­es para entrar en el mercado de trabajo y siguen ganando menos que los hombres. Sin embargo, consideran que no hay grandes diferencia­s entre el impacto del desempleo, mientras que ellas –probableme­nte por los sectores en los que hay mayor presencia femenina y los puestos que ocupan– tienen menos probabilid­ades que los hombres a sufrir experienci­as de presión laboral.

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PAVEL GOLOVKIN / AP Al inicio de la crisis, los sueldos bajaron en mayor medida en Grecia y en el Reino Unido, según la OCDE

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